Un incendio provoca la muerte de 16 trabajadores en China

 

Los medios de comunicación oficiales de China han informado de que 16 personas murieron y cinco resultaron heridas este martes como consecuencia de un incendio que arrasó una fábrica de calzado situada en Wenling, en la provincia de Zhejiang al este del país.

Según la agencia estatal de noticias Xinhua, el incendio se prologó durante tres horas y destruyó unos 800 metros cuadrados de la fábrica Dadong Shoe Company.

Se necesitaron un centenar de bomberos para extinguir el fuego y cerca de 20 personas fueron rescatadas.

Todavía se desconocen las causas del incendio. Se está realizando en estos momentos una investigación al respecto.

El miércoles, después del siniestro, la policía detuvo a un director y a dos de los propietarios de la fábrica.

Esta tragedia demuestra una vez más las peligrosas condiciones laborales y las deficientes normas de seguridad a las que los trabajadores chinos se ven expuestos.

El rápido crecimiento económico experimentado por la República Popular China (RPC) a lo largo de los últimos 20 años se ha visto empañado por repetidos accidentes industriales que han suscitado múltiples críticas por la manera en que las autoridades chinas gestionan la seguridad de su enorme mano de obra.

El pasado mes de junio, un cortocircuito que se produjo en una fábrica de procesamiento de carne de ave situada en la provincia de Jilin, al noreste del país, provocó el peor incendio registrado en los últimos diez años, cobrándose la vida de 120 personas.

Una investigación revelaría posteriormente que las puertas de salida de la fábrica estaban bloqueadas, como consecuencia de lo cual un cierto número de trabajadores quedaron atrapados en su interior.

También se han expresado crecientes preocupaciones por motivo de las peligrosas condiciones de trabajo que existen en el sector de la minería del carbón de China.

Se calcula que un total de 12.000 minas se extienden por todo el país, lo que convierte a China en el mayor productor de carbón, así como en su mayor consumidor.

Los accidentes son frecuentes: únicamente en 2012, los accidentes registrados dejaron un balance de 1.384 trabajadores muertos.

El pasado mes de diciembre, por ejemplo, 21 mineros fallecieron como consecuencia de una explosión de gas que se produjo en una mina de carbón que funcionaba ilícitamente.

Según la ONG China Labour Bulletin con sede en Hong-Kong, “la laxitud a la hora de aplicar sobre el terreno las regulaciones y las normas de seguridad hace que los accidentes y las muertes sigan siendo frecuentes y generalizados”.

 

Derechos constantemente vulnerados

La seguridad no es la única preocupación de los trabajadores chinos.

En las miles de fábricas donde se manufacturan todo tipo de artículos – desde prendas de confección y calzado hasta los últimos dispositivos electrónicos – no se suelen respetar los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

El año pasado, China Labour Watch, una agrupación sin ánimo de lucro con sede en Nueva York, llevó a cabo una investigación encubierta en el interior de Pegatron, una fábrica de los iPhone de Apple.

El estudio reveló “al menos 86 violaciones de derechos laborales, incluyendo 36 violaciones legales y 50 violaciones éticas”.

 “Los trabajadores que fabrican estos teléfonos tienen que trabajar seis días a la semana en turnos de casi 11 horas, de los cuales se les descuentan 20 minutos que no están remunerados y el resto se les paga a 1,50 USD la hora (268 USD al mes) antes de las horas extras. […]

Lo único que le espera a un trabajador, tras un agotador día de trabajo, es un dormitorio compartido con 12 personas y hacer la fila para tomar una ducha fría en una de las dos docenas de duchas compartidas por cientos de trabajadores. […]

Una mujer embarazada declaró en una entrevista que realizaba las mismas jornadas laborales que los demás, a pesar de que la legislación china protege la salud de las embarazadas decretando una jornada laboral máxima de ocho horas para las mismas.”

Esta empresa ya fue el foco de atención tras la muerte el pasado mes de octubre de Shi Shamokin, un empleado de 15 años.

 

Un largo camino por recorrer

El pasado mes de noviembre se generaron muchas esperanzas cuando el Partido Comunista de China (PCC) anunció que iba a llevar a cabo una serie de reformas exhaustivas, entre ellas la flexibilización de la política de un solo hijo y el final del sistema de la era de Mao de la “re-educación mediante el trabajo” o campos de trabajo.

La iniciativa fue acogida con beneplácito por las organizaciones de derechos humanos, que no obstante solicitaron al Gobierno que fuera un paso más allá estableciendo un sistema adecuado que garantice la celebración de juicios justos y eliminando todas las formas de detención arbitraria.

Sin embargo, a pesar de las nuevas reformas económicas que están dando efectivamente un mayor impulso al proceso de liberalización, el control que ejerce el PCC sobre los trabajadores chinos y sobre todos los que pretendan representarlos no parece que se esté distendiendo.

En una reunión celebrada en octubre entre Xi Jinping y el único sindicato chino legal, la All-China Federation of Trade Unions (ACFTU), el Presidente chino utilizó una poética metáfora para reafirmar el liderazgo del Gobierno sobre los sindicatos.

“El cometido del movimiento de los trabajadores de China es luchar por el sueño colectivo chino de rejuvenecimiento nacional”, dijo según fuentes oficiales el Presidente del país.

Como reacción al resultado de esta reunión, el China Labour Bulletin escribió: “(La ACFTU) se sigue percibiendo como un tercero, como un intermediario entre los trabajadores y los directivos, en lugar de actuar como representante de los trabajadores y trabajadoras.”