Rumania y su dilema con el gas de esquisto

 

A finales de enero va a comenzar una “ola de referendos” en las ciudades y poblaciones rumanas ricos en yacimientos de gas de esquisto, que se oponen a la explotación de los recursos no convencionales cerca de sus hogares debido a los problemas medioambientales que conlleva esta explotación.

El proceso de extracción del gas de esquisto de la roca porosa, denominado fracturación hidráulica o “fracking”, consiste en bombear grandes cantidades de agua mezclada con arena y productos químicos bajo tierra para forzar a salir el gas atrapado en la roca y en los pozos.

Aunque la técnica ha estado utilizándose en Estados Unidos durante más de medio siglo, los riesgos medioambientales asociados con la fractura hidráulica han suscitado muchos frentes de oposición en Europa: los Gobiernos de Francia, Bulgaria, la República Checa y los Países Bajos han suspendido las actividades nacionales de exploración de gas de esquisto.

Rumania, que se cree que cuenta con 51 billones de pies cúbicos de reservas de gas de esquisto probadas como técnicamente recuperables (una cantidad suficiente para cubrir sus necesidades energéticas por unos 100 años, según la Administración de Información sobre Energía de EE.UU. (EIA)), levantó la moratoria que pesaba sobre la exploración de gas de esquisto el pasado mes de marzo.

 

Riesgos medioambientales

Por otra parte, los habitantes de los poblados con potencial de exploración no han levantado su propia “prohibición” y han estado protestando contra la fracturación hidráulica desde entonces, sobre todo porque para muchos, los riesgos medioambientales asociados con el gas de esquisto son una amenaza directa a su forma de vida: son poblados que dependen de la agricultura de subsistencia, lo que hace que la calidad de su agua y su suelo sea de crucial importancia.

Sus temores se ven reforzados por los casos ya existentes de daños medioambientales causados por el fracking.

A pesar de que la mayoría de estos poblados y municipios rumanos están muy alejados de la periferia, las noticias internacionales han llegado hasta sus hogares: se enteraron del ya famoso documental estadounidense “Gasland”, realizado en 2010, que muestra cómo salían llamas de los grifos de agua de las casas debido a las fugas de metano.

Los casos de pozos de agua potable contaminada cerca de los sitios de fractura hidráulica en Pennsylvania, EE.UU., tampoco han auspiciado el desarrollo del gas de esquisto en Rumania.

 

 Oposición entre método convencional y no convencional

Uno de los primeros municipios que se espera que organice un referendo este mes en Rumania es Sânmartin, un término municipal de menos de 10.000 habitantes, que comprende seis poblados, uno de los cuales es Baile Felix, un famoso balneario termal.

El alcalde de un pequeño municipio vecino, Sântandrei, también anunció en diciembre pasado que iba a seguir este ejemplo e iba a “examinar la posibilidad” de organizar un referendo a su vez.

Cabe esperar que estos referendos continúen a lo largo de 2014 tras el previsto para el 9 de febrero por el municipio de Puieşti, del condado de Vaslui, rico en gas de esquisto, cuyos derechos de exploración adquirió el gigante energético estadounidense Chevron.

“Es normal que se consulte a la población sobre este problema que es de gran importancia para la comunidad.

Vamos a ver qué deciden los ciudadanos”, señaló en una reunión de concejales locales el 31 de diciembre de 2013 el alcalde de Puieşti, Costel Moraru, citado por Ziare.com.

Sin embargo, los intentos locales para recoger la opinión pública sobre la exploración del gas de esquisto ya se han topado con un muro de oposición.

El jefe del condado de Bihor, Claudiu Pop, calificó el referendo de Sânmartin de “ilegal”.

“Ese referendo excedería las competencias del consejo local”, declaró Pop a los reporteros de la agencia nacional de noticias Mediafax.

Sostuvo que, en virtud de las leyes nacionales, los recursos del subsuelo son propiedad del Estado y la cuestión es nacional y no de interés local.

“Pop llevó al poblado a juicio contra este sondeo que ha planificado”, dijo a Equal Times un portavoz del ayuntamiento de Sânmartin.

“Esta medida legal ha suspendido nuestro derecho a organizar el referendo."

Sânmartin espera ganar la batalla en los tribunales. El año pasado, quince términos municipales entablaron juicios contra las autoridades del Gobierno central con respecto a su propia decisión de prohibir el fracking en su territorio. Tres de ellos, Şuletea, Pogana y Alexandru Vlahuţă consiguieron un fallo a su favor.

El argumento que les hizo ganar la causa, y que sentó un precedente legal, fue el hecho de que la redacción actual de la ley rumana sobre los recursos nacionales se refiere solamente a las fuentes convencionales de energía, mientras que el gas de esquisto es un recurso no convencional, dando así pie a la interpretación.

 

Luchar contra un gigante de la energía

Otro poblado en espera de una decisión del Gobierno central sobre su petición de prohibir la fracturación hidráulica es el ya conocido Pungeşti, en el noreste de Rumania, donde cientos de manifestantes han salido a la calle desde octubre de 2013, cuando se concedió a Chevron, empresa estadounidense de petróleo y gas, el permiso de exploración.

El año pasado, Chevron intentó perforar dos veces en Pungeşti, una vez en octubre y otra en diciembre, pero cada vez ha tenido que suspender sus actividades debido a las protestas.

Los habitantes de Pungeşti también han pedido un referendo sobre la explotación de sus recursos de gas de esquisto y en este sentido han reunido las firmas de 1000 ciudadanos, aproximadamente un tercio de la población.

Sin embargo, un portavoz del ayuntamiento Pungeşti dijo Equal Times: “Después de encontrar algunas firmas falsas, la policía local ha abierto una investigación con el objetivo de conocer el número real de personas que solicitan un referendo sobre el gas de esquisto.”

 

Titubeos de la Unión Europea

El 22 de enero de 2014, la Comisión Europea publicó una serie de recomendaciones no vinculantes sobre la exploración del gas de esquisto destinada a abordar las inquietudes respecto al medio ambiente y las cuestiones de transparencia en relación con la práctica no convencional.

Hacen un llamamiento a los Estados miembros para que preparen una “evaluación ambiental estratégica” y mantengan al público informado de las actividades relativas a la fracturación hidráulica.

La Comisión señala que la aplicación de sus recomendaciones podría “aliviar las inquietudes de la opinión pública y, posiblemente, vencer la oposición al gas de esquisto.”

Asimismo, indicó que si los esfuerzos de los países no resultan satisfactorios, la Unión Europea podría iniciar en el futuro una propuesta legislativa vinculante para regular la exploración del gas de esquisto.

Sin embargo, cunde el descontento entre los grupos ambientalistas.

Califican el texto de “débil”, acusan a la Comisión de doblar la cerviz ante los grupos de presión de la energía y lamentan que la UE se niegue a regular estrictamente la exploración de gas de esquisto, dejando la decisión final a cada Estado miembro.

“Las empresas y los gobiernos obsesionados con los combustibles fósiles han hecho jirones las regulaciones sobre el gas de esquisto.

Contar con recomendaciones y una supervisión insuficientes y no vinculantes significa que la fracturación hidráulica seguirá efectuándose inadecuadamente reglamentada en detrimento de las comunidades locales.

Europa ha dejado al zorro a cargo del gallinero”, escribió Antoine Simon, de Amigos de la Tierra, en un comunicado.

 

¿Una nueva fiebre del oro?

Encontrar el justo equilibrio entre la exploración de su enorme potencial de gas de esquisto y participar en un diálogo abierto y honesto con su población será uno de los principales retos que deberá afrontar Rumania este año, sobre todo porque la confianza de los rumanos en su Gobierno está a la baja: este país de Europa del Este se sitúa como el tercero donde reina mayor corrupción en la Unión Europea después de Grecia y Bulgaria, de acuerdo con el índice de corrupción de 2013 de Transparency International.

Otra cuestión es que la población rumana ha tenido pocos incentivos para aceptar el gas de esquisto.

Rumania ya goza de algunos de los precios más bajos del gas en la UE. El precio del gas natural para los hogares en Rumania es de solamente € 0,029 el kWh, es decir, cuatro veces más barato que en Suecia, por ejemplo.

Esta situación es muy diferente a la del Reino Unido, donde el Gobierno decidió recientemente que los consejos locales que permitan el desarrollo del gas de esquisto pueden quedarse con el 100% de los impuestos sobre los bienes inmuebles comerciales que recauden de los sitios de gas de esquisto, es decir, el doble del actual 50%.

Este compromiso reviste un valor de hasta 1,7 millón de libras al año para un emplazamiento típico, señaló el Gobierno del Reino Unido en un comunicado de prensa.

Esta también podría ser la táctica adoptada por Rumania. No obstante, el Gobierno probablemente necesitará más de una herramienta para convencer a su población de subirse al carro del gas de esquisto.

Mientras que Rumania tiene grandes esperanzas de convertirse en uno de los mayores productores de gas de la Unión Europea, se enfrenta a uno de sus mayores retos: ganarse la confianza de su propia población.