¿Está el apoyo de la UE respaldando a uno de los regímenes más antidemocráticos del mundo?

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Las inversiones financieras y el apoyo político proporcionados por la Unión Europea (UE) no están sirviendo más que para empeorar la situación de los derechos humanos en Turkmenistán al tiempo que el régimen consolida su control del poder – afirman diversos grupos de defensa.

Turkmenistán es uno de los países más aislados del mundo, gobernado por un represivo régimen autoritario construido en torno al culto a la personalidad del Presidente Gurbanguly Berdymuhamedov.

Pero a pesar de los rigurosos límites a la libertad de expresión, de asociación y de información que existen en el país, Turkmenistán dispone de la cuarta mayor reserva de gas natural del mundo, lo que hace que el país resulte sumamente atractivo para Europa – sobre todo en el contexto de la crisis de Ucrania y de la determinación de la UE de reducir su dependencia energética de Rusia.

La UE celebró en junio una sesión de Diálogo sobre Derechos Humanos con el Gobierno turcomano, tratando al mismo tiempo de obtener un acuerdo sobre suministro de gas a la vista de la ratificación pendiente del Acuerdo de Asociación y Cooperación (PCA), que está sobre la mesa desde 1998.

Un ciudadano turcomano, que prefiere permanecer en el anonimato, comentaba en la popular red social Line, a propósito del acuerdo del gas: “¡Lo que sea! Que suministren el gas incluso a Brasil. Yo no veo ningún beneficio para nosotros, el pueblo. ¡Sólo soñamos poder vivir como los árabes!”

Unos meses antes del Diálogo y del acuerdo del gas, Turkmenistán accedió a tomar varias medidas de democratización, entre ellas la aprobación de una Ley sobre asociaciones públicas. Las nuevas normativas otorgan a los ciudadanos el derecho a establecer y unirse a asociaciones públicas de su elección y prohíben la injerencia del Estado en las actividades de las asociaciones.

No obstante, las disposiciones principales siguen siendo problemáticas, como por ejemplo el requisito del registro obligatorio, las estrictas normas de registro para organizaciones a nivel nacional, las disposiciones que otorgan a las autoridades poderes amplios y prácticamente ilimitados para supervisar las actividades y la financiación de las asociaciones, y una gran diversidad de motivos para clausurarlas.

Las restricciones se extienden a los sindicatos. Así lo expresa Freedom House en su perfil de país sobre Turkmenistán: “La Asociación de Sindicatos de Turkmenistán, controlada por el Gobierno, es la única central sindical permitida en el país. Los trabajadores tienen prohibido por ley negociar colectivamente y convocar huelgas”.

Desde que la ley entró en vigor, ninguna nueva ONG ha conseguido registrarse, y los grupos independientes de la sociedad civil que abordan cuestiones relativas a los derechos humanos y otros asuntos delicados, sólo pueden seguir funcionando clandestinamente o en el exilio.

También se ha aprobado un marco jurídico para el uso de la Internet, pero cualquier crítica al presidente o al Gobierno se sigue considerando ilegal. Además, las fuentes de información extranjeras, Facebook, Twitter, YouTube y otros sitios web populares continúan estando prohibidos.

Por otra parte, el 1 de julio de 2015 entró en vigor la primera Ley de Reuniones, permitiendo a los ciudadanos organizar manifestaciones, protestas y piquetes. Pero, una vez más, esta ley incluye una serie de disposiciones específicas que implican consecuencias negativas inesperadas para los defensores de los derechos humanos.
Los activistas sostienen que el Gobierno cuenta ahora con un fundamento jurídico para restringir y arrestar a personas con más facilidad, puesto que toda reunión pública que pretenda criticar al Estado o las políticas locales es ilegal si no cuenta con la autorización del correspondiente Gobierno local.

 

Prohibidas las antenas parabólicas

Además de la censura de la Internet, las autoridades públicas han estado desmontando a la fuerza antenas parabólicas de propiedad privada situadas en los tejados de diversas ciudades turcomanas.

Esto ocurrió después del que el Presidente Gurbanguly Berdymuhamedov, sucesor en 2007 del ex presidente vitalicio Saparmurat Niyazov, mencionara que “las numerosas antenas de televisión instaladas en los tejados y fachadas de edificios residenciales repercuten negativamente en la fisonomía arquitectónica y urbana de la capital, Asjabad”.

Sin embargo, para la mayoría de los turcomanos, estas antenas son el único medio de acceder a programas de radio y televisión no controlados por el Gobierno.

Entretanto, diversos países de la UE, como Francia, han aprobado recientemente diversas leyes que prevén la ratificación del PCA entre la UE y Turkmenistán.

Además, en la Estrategia de la UE para Asia Central, que se firmó en Bruselas el 22 de junio de 2015, el Consejo de la UE declaró que “reconoce que la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación y Cooperación con Turkmenistán contribuiría a desarrollar el pleno potencial de esta relación”.

Uno de los objetivos prioritarios de la Estrategia es la consolidación de las asociaciones en materia de energía y comercio entre la UE y países de Asia Central. El documento describe asimismo la democratización y el respeto de los derechos humanos como aspectos “esenciales”.

En el marco de la Iniciativa turcomana para los Derechos Humanos, dirigida por el defensor de los derechos humanos Farid Tuhbatullin en colaboración con otras organizaciones de los derechos humanos, se envió una carta abierta a Federica Mogherini, Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, solicitando a la Comisión Europea que instara al Gobierno turcomano a poner fin a su campaña de retirada de antenas parabólicas.

“Concretamente, a medida que va ultimando el Acuerdo de Asociación y Cooperación con Turkmenistán, la UE debería dejar claro que la campaña de retirada de antenas parabólicas constituye en las condiciones actuales otra vulneración grave del derecho a la libertad de expresión, concretamente el derecho a buscar y recibir información, en un país donde este tipo de derechos están ya tan sumamente limitados; y que la campaña es además inconsistente con la cláusula sobre derechos humanos especificada en el PCA”, recalca la carta.

 

“Nadie se atreve a oponerse”

Mengli (pseudónimo) trabaja en una farmacia en la región de Mary de Turkmenistán.
En su conversación telefónica con Equal Times habla sobre los çäre obligatorios – eventos públicos a gran escala organizados para enaltecer el régimen. Todos los trabajadores/as y estudiantes deben asistir a dichos eventos, salvo que hayan sido exentos por razones médicas.

“Los çäre siguen sucediendo – no tan a menudo como antes [durante el régimen anterior], pero seguimos teniendo que acudir”, dice Mengli.

La asistencia a estas numerosas “celebraciones”, conciertos, eventos deportivos y representaciones es obligatoria, y la no asistencia se penaliza con malas notas en la escuela en el caso de los estudiantes, e incluso con el despido en el caso de los trabajadores.

Para evitar pasar horas bajo el calor abrasador del verano, sin comida, bebida ni instalaciones sanitarias adecuadas, se necesita tener un certificado médico. Y los certificados pueden comprarse, pero son tan caros que sólo los turcomanos más ricos se los pueden permitir.

“Si digo que fue difícil, me quedaría corta”, explica Mengli al hablar de la vez que ella y sus compañeros tuvieron que estar en el Desierto de Karakum para que sus cuerpos formaran una palabra que pudiera verse en el momento en que el avión del presidente sobrevolara el desierto.

“Tuvimos que ir allí la noche anterior en autobús. Llevamos un poco de agua y comida de casa, y una silla plegable para sentarnos. Por la noche hacía mucho frío y por la tarde el calor era insoportable. Aquella noche estuvimos ensayando durante horas para deletrear las palabras ‘Arkadaga Şöhrat!’ - ‘Gloria al Protector’”. [Nota del editor: título que se le da a Berdimuhamedov]

“Todos estábamos cansados, polvorientos, hambrientos y sedientos, pero nadie podía marcharse porque estábamos en pleno desierto y no teníamos ningún medio de transporte. Hubo personas que se desmayaron, y otras estuvieron enfermas durante semanas después. Pero nadie se atreve a quejarse. Todos tenemos familias a quien mantener, nadie quiere ser despedido”.

Este escenario se repite en diversos puntos del país con ocasión de los 42 días festivos anuales, como son, por ejemplo, el Día de la Alfombra Turcomana, el Día del Melón, el Día del Caballo Akhal-teke, además de las numerosas visitas presidenciales que se realizan a diversas regiones turcomanas.

En octubre de 2014 un vehículo presidencial de seguridad se estrelló contra un grupo de escolares que saludaban al Presidente Berdymuhamedov en Mary, matando a 10 personas y dejando a ocho niños inválidos. Nadie se atrevió tampoco a protestar.

Aunque el pasado mes de junio la UE discutió con Ashgabat la situación de los derechos humanos en el país, así como casos específicos, los ciudadanos turcomanos siguen sin poder ejercer sus derechos humanos más básicos.

En este contexto, los activistas se preguntan si los planes de la UE para diversificar el abastecimiento de gas contribuirán a consolidar la democracia en Turkmenistán, o si no servirán más que para reforzar el yugo de la represión.