Víctimas del esterilizador letal en Corea del Sur, la justicia que no llega

Ahn Seong-woo, de 38 años, compró en 2010 una botella de esterilizador líquido para desinfectar el humidificador de su casa, pensando que así crearía un ambiente saludable para su esposa, embarazada de su segundo hijo.

No imaginaba que su decisión iba a provocar una tragedia.

En febrero de 2011, la esposa de Ahn comenzó a sentir problemas respiratorios de manera repentina. La hospitalizaron y el diagnóstico fueron devastadores: tenía los pulmones completamente destruidos. Ella y el hijo que llevaba dentro murieron a los pocos días.

Su hijo superviviente sufre fibrosis pulmonar. Hoy, Ahn representa a las víctimas de uno de los peores desastres medioambientales en la historia de Corea del Sur.

El llamado “esterilizador de humidificadores” que compró Ahn y muchos otros surcoreanos prometía acabar con las bacterias de los humidificadores y todo sin riesgo alguno para la salud humana. Entre 1994 y 2011 se vendieron cientos de miles de botellas.

Se estima que unos ocho millones de personas, de los cincuenta millones de habitantes de este país, estuvieron expuestas a este producto. Hay más de 1.500 personas enfermas y 230 fallecidas, según datos del Centro para la Salud y el Medio Ambiente del Ciudadano Asiático.

La conexión entre el esterilizador de humidificadores y estas enfermedades y muertes no quedó clara hasta después del fallecimiento de la esposa de Ahn. En la primavera de 2011, siete mujeres embarazadas fueron hospitalizadas de urgencia por problemas respiratorios repentinos, haciendo saltar la alarma de la opinión pública. Cuatro de ellas fallecieron por insuficiencia pulmonar, con síntomas similares a los sufridos por varios niños en años anteriores. Los médicos se pusieron manos a la obra para resolver el misterio de esta enfermedad sin causa conocida.

Una presión creciente obligó al Centro Coreano de Control de Enfermedades a llevar a cabo un estudio cuyos resultados, publicados el 31 de agosto de 2011, apuntaban al esterilizador de humidificadores como causa posible de la crisis sanitaria. Las pruebas realizadas con animales durante dos meses confirmaron esta conclusión.

 
Inocuo sobre la piel, mortal al inhalarlo

La historia del escándalo del esterilizador de humidificadores comienza muchos años antes.

En noviembre de 1994, la compañía surcoreana Yugong —hoy llamada SK Chemical— empezó a vender un esterilizador de humidificadores para uso doméstico que prometía “erradicar completamente las bacterias de los humidificadores”.

Otras compañías siguieron su ejemplo y utilizaron, principalmente, dos tipos de productos químicos: el fosfato de polihexametilenadipamida guanidina (PHMG) y el oligo (cloruro de 2-(2-etoxi) etoxietil-guanidinio (PGH). El PHMG y el PGH se agregan comúnmente a champús, toallitas húmedas y limpiadores de cisternas de agua y fosas sépticas. Su consumo o contacto con la piel humana se considera inocuo.

Sin embargo, su inhalación ha demostrado ser harina de otro costal.

Hoy sabemos que cuando un humidificador vaporiza PHMG o PGH y los libera en el aire, penetran en los pulmones y destruyen los tejidos corporales. Cuando el daño se repite, los tejidos empiezan a endurecerse y acaban provocando una fibrosis pulmonar. Los daños graves provocan dificultades respiratorias, y en el peor de los casos, la muerte.

Ninguna compañía ni agencia gubernamental se esforzó antes de 2011 por determinar los efectos que se derivan de la inhalación de PHMG y PGH y de otros productos químicos (para las personas) utilizados por los esterilizadores de los humidificadores.

Yugong, la primera compañía que vendió el esterilizador de humidificadores, no remitió el PHMG para su revisión gubernamental hasta 1996, dos años después de que estuviera en venta. El informe que emitió el Ministerio de Medio Ambiente en marzo de 1997 catalogó este producto químico como “sustancia no tóxica”, basándose en la propuesta de la compañía de utilizarlo como producto antibacteriano en alfombras.

Cuando la compañía Yugong se convirtió en SK Chemical, empezó a exportar PHMG a Australia y, en 2003, presentó a Camberra un informe apuntando la posibilidad de que la inhalación de este producto químico pudiera resultar peligrosa, pero “permaneció distante, mientras el esterilizador de humidificadores que utilizaba PHMG era distribuido en el mercado”, afirmó en una entrevista con la web Business Watch, uno de los miembros del Centro para la Salud y el Medio Ambiente del Ciudadano Asiático.

SK Chemical niega haber suministrado PHMG, con conocimiento de causa, para su utilización en el esterilizador de humidificadores.

La filial surcoreana de Reckitt Benckiser, la multinacional británica del sector de la salud y la higiene (entre cuyos productos más vendidos se encuentran Dettol, Gaviscon y Durex) también utilizó PHMG en su esterilizador de humidificadores a partir de octubre de 2000. Se acusa al producto de esta compañía de provocar la muerte de más de 100 personas —el mayor número de víctimas mortales en el escándalo de esterilizadores de humidificadores de Corea del Sur—.

Un mes después de que el producto saliera a la venta, Oxy-Reckitt Benckiser –nombre con el que se conoce a la filial surcoreana– parece que se interesó por dos laboratorios, uno del Reino Unido y el otro de Estados Unidos, para que realizaran una prueba de toxicidad. Pero nunca se llevó a cabo.

En una supuesta táctica para eludir responsabilidades, Oxy contrató a dos profesores de universidad para redactar sendos informes que niegan cualquier conexión entre el fallecimiento de las víctimas y el producto de Oxy. La policía ha arrestado estos dos hombres. Los medios de comunicación surcoreanos publicaron que, en diciembre de 2011, Oxy se reestructuró y pasó de ser una sociedad anónima a una sociedad limitada, con el objetivo de protegerse frente a sus posibles responsabilidades penales.

Ante el avance de la investigación criminal esta primavera, Ata Safdar, Presidente de Reckitt Benckiser en Corea del Sur, acabó presentando una disculpa oficial y prometiendo una indemnización a las víctimas, en una conferencia de prensa convocada en Seúl el 2 de mayo, casi cinco años después de que el producto se retirara del mercado.

“Esta es la primera vez que aceptamos nuestra responsabilidad total y ofrecemos nuestras más sinceras disculpas”, dijo Safdar a la prensa.

Reckitt-Benckiser publicó en su página web una disculpa similar en la que, no obstante, se puede leer que el Centro Coreano de Control de Enfermedades “sugiere” la existencia de una conexión entre el producto y la enfermedad pulmonar, lo cual equivale a insinuar que dicha conexión no es incuestionable.

Para ser justos con Reckitt-Benckiser, ninguna de las compañías implicadas en este escándalo adoptó medidas explícitas para compensar a las víctimas hasta este año.

 
La lenta actuación del Gobierno

La Fiscalía de Corea del Sur está, por fin, considerando presentar contra los directivos actuales y anteriores de Oxy, y de otras compañías, cargos por negligencia profesional con consecuencia de lesiones y muerte, publicidad falsa, fraude y asesinato. Pero hasta el pasado octubre no se ordenó el inicio de la investigación judicial, por lo que se acusa al gobierno de actuar con demasiada lentitud.

En 2003, el gobierno testó el segundo componente químico implicado en el escándalo –el PGH– pero sólo para estudiar los efectos perniciosos de su consumo, a pesar de que el fabricante indicó claramente que podía utilizarse como un spray.

Esta negligencia oficial, unida a la falta de una regulación adecuada del uso del PHMG y otros productos químicos, llevó a algunos medios de comunicación a titular el escándalo como “el Sewol en el dormitorio”, haciendo referencia al trágico hundimiento del transbordador Sewol, hace dos años, frente a la costa suroccidental de Corea del Sur, en el que fallecieron 304 personas, la mayoría adolescentes en viaje de estudios. La causa principal de esta catástrofe también se atribuyó a la falta de supervisión de los componentes de salud y seguridad y a una industria privada fuera de control.

Baskut Tuncak, relator especial sobre las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ecológicamente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, señaló, al concluir su visita a Corea del Sur el pasado octubre que, a pesar de que el escándalo del esterilizador de humidificadores propició la adopción de “medidas para mejorar la gestión de las sustancias peligrosas”, mantiene su “preocupación por la insuficiencia de medidas preventivas”.

Varias ONGs medioambientales se manifestaron frente a la sede de Oxy, en Seúl, el 31 de mayo, para volver a denunciar la falta de medidas gubernamentales que impidan que vuelvan a ocurrir desastres similares.

Cualquier intento de supervisión relevante llegará demasiado tarde para las víctimas y sus familias, como el padre que intervino, entre lágrimas, en la conferencia de prensa en la que el Presidente de Oxy presentó disculpas.

“Durante cuatro meses estuve matando lentamente a mi hijo. Por querer criarle en mejores condiciones, utilicé cada día el esterilizador de humidificadores”, explicó. “Sólo quiero escucharles decir: ‘Usted no les mató, fuimos nosotros’”.