Silesia, ¿dónde están los empleos que reemplazarán a los de la minería?

Silesia, ¿dónde están los empleos que reemplazarán a los de la minería?

Maciej Rozmus is a miner at the Piast coal mine in Bieruń, Silesia, which is scheduled for closure in 2035.

(Hanna Jarzabek)
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En Silesia (Polonia), la mayor región minera de carbón en Europa, el cierre de las minas está en el horizonte. El Pacto Verde Europeo apuesta por alcanzar la neutralidad climática en 2050, y prevé reducir las emisiones de CO2 en un 55% para 2030. Para que la transición energética sea una transición justa, el proceso de descarbonización debe asegurar los derechos y garantizar los medios de vida de los trabajadores afectados. En Polonia esta transformación despierta tanta esperanza como temores, y los mineros, aunque entienden la necesidad del cambio, temen por su porvenir y el de su región.

En los últimos 30 años Polonia ha cerrado dos tercios de sus minas, rebajando el empleo en el sector de 300.000 a 80.000 puestos, según datos de los sindicatos mineros. El impacto ha sido desigual. Mientras que Katowice, la capital del voivodato (o provincia) de Silesia, disfruta hoy de un cierto desarrollo, en muchas otras ciudades en las que la mina constituía la principal fuente de ingresos surgieron conflictos sociales e islotes de pobreza. Al mismo tiempo, las emisiones de CO2 apenas se han reducido y muchos mineros se preguntan hasta qué punto el cierre de las minas puede por sí sólo resolver el problema sin un cambio fundamental en el modelo energético de Polonia.

 

Together with the mine, the Laziska steelworks is the main employer in and around the municipality of Laziska.

Photo: Hanna Jarzabek

La economía polaca depende en gran medida de la industria metalúrgica y el 74% de las necesidades energéticas proceden del carbón (nacional e importado) mientras que sólo un 15% proviene de las energías renovables. En este contexto, cumplir con los objetivos de la Unión Europea para 2030 resultará complicado. Aunque el cambio sí se entiende como necesario, y basta considerar que 36 de las 50 ciudades europeas más afectadas por la contaminación atmosférica son polacas, 12 de ellas en Silesia, la cuestión es cómo llevar a cabo este cambio.

Mirando al pasado, el miedo de los mineros resulta bien fundado: “Desde 1989 nadie ha hecho una reestructuración minera genuina”, explica a Equal Times Andrzej Chwiluk, presidente del Sindicato de Mineros de Polonia (KWK) en la mina Makoszowy en Zabrze. “La decisión de cerrar nuestra mina se tomó en una semana. Nadie nos dijo: ‘señores, prepárense porque, en un año o dos, cerramos’. No, nos dieron un certificado de despido y listo. Económicamente no se entendía nada: teníamos probablemente el pozo más moderno e incluso ganamos un premio a la mina más segura”. Cuando en 2016 se decidió el cierre, la mina Makoszowy empleaba a 1.700 trabajadores. De ellos, 500 (un número que se reducirá a 80 en 2023, fecha final del cierre) se quedaron para mantener y asegurar los pozos, gestionar administrativamente los terrenos y los empleados.

 

The Makoszowy mine in Zabrze ended mining operations in 2016. Since then, it has been in a process of closure, scheduled to be completed in 2023. At present, 200 people work there.

Photo: Hanna Jarzabek

“El proceso del cierre de una mina puede llevar hasta 7 años, como es nuestro caso. Muéstrame al menos un nuevo puesto de trabajo que se haya creado aquí mientras tanto: ninguno”, apunta Chwiluk. “Ahora todavía tenemos 200 empleados, de los cuales las mujeres están en la peor situación. Después de 37 años de trabajo, como no pueden jubilarse, se les propone un puesto de limpiadora o de supervisión de bombas. Una contable, que ha pasado toda su vida en la oficina, va a vigilar bombas en las afueras de la ciudad, en medio de la nada y con turnos de noche incluidos. No siempre se puede llegar con transporte público y la mayoría no tiene coche ni permiso de conducir, sin hablar del coste. Y es poco probable que sus salarios se mantengan. Todo apunta a que la misma historia se repetirá en las minas que cierran ahora”.

 

Andrzej Chwiluk, president of the Polish Miners’ Union KWK Makoszowy, with his grandson.

Photo: Hanna Jarzabek

En mayo de 2021, después de tensas negociaciones, los sindicatos mineros firmaron un Acuerdo social con el gobierno sobre la transformación de la minería de hulla, previendo la explotación hasta 2049. El documento estableció un calendario progresivo de cierre y un paquete de beneficios sociales para los mineros, entre otros, la indemnización única por despido. Su implementación depende no obstante del procedimiento de notificación de la Comisión Europea y la opinión favorable no está asegurada (aunque la solicitud fue enviada a finales de febrero, aún se desconoce cuál es el avance o conclusión de las negociaciones, y uno de los posibles motivos de que se dilate en el tiempo es el conflicto armado en Ucrania, que ha puesto en serios aprietos la política energética de los Veintisiete).

El año 2049 como fecha del cierre puede parecer tardío a ojos de la Unión Europea. Además, el acuerdo prevé dos mecanismos que ponen en riesgo la concesión de fondos para la transformación: las dotaciones públicas al sector y las inversiones para la construcción y puesta en marcha de lo que el pacto define como “instalaciones de carbón limpio” (para la gasificación de carbón para gas natural sintetizado, entre otros).

 

Miners at the Piast mine in Bieruń, Silesia, working 650 metres below ground. The mine is scheduled to close in 2035.

Photo: Hanna Jarzabek

“El Acuerdo nos da una garantía de que nadie perderá su trabajo y de que el cierre será progresivo”, explica Jerzy Demski, presidente del Sindicato de Trabajadores Subterráneos de la mina Piast en Bieruń. “En 2017 el gobierno nos decía: ‘¡Polonia necesita carbón!’. Llegaron inversiones millonarias en maquinaria, también para formar personas, incluso becas para atraer a estudiantes. Tres años después ya querían cerrar, prácticamente de la noche a la mañana. Ahora sabemos que tenemos casi 30 años para planificarlo todo. Pero hay que empezar a actuar, porque el tiempo corre y desde la firma del Acuerdo no se ha hecho nada”.

Según el calendario previsto, la mina Sośnica –en Gliwice– dejará de extraer carbón en 2029. Actualmente trabajan allí 1.800 personas, de las cuales en 2029 quedarán 800 para asegurar el proceso de cierre. “De las 1.000 personas restantes algunas se jubilarán, pero para el resto es un problema”, explica Paweł Klucewicz (de 37 años), presidente del Sindicato de Mineros KONTRA en la mina Sośnica. “Ahora la dirección busca cualquier excusa para echar a la gente. Es el caso de un minero despedido al terminar su baja por accidente laboral. Según la dirección estuvo ausente demasiado tiempo. Y los que son despedidos ahora no reciben indemnización. Sólo la recibirán los que se vayan en 2029, tras el cierre”.

 

Paweł Klucewicz (left), president of the KONTRA miners’ union, and Mirosław Wilk (right), member of the union at the Sośnica mine (Gliwice), pose in their official miners’ uniforms. Both have worked in the mine for over 13 years.

Photo: Hanna Jarzabek

“Yo lo entiendo. Tenemos que abandonar el carbón, ningún problema”, añade Mirosław Wilk, miembro del Sindicato KONTRA en la mina Sośnica, “¡pero dadnos algo en contrapartida! ¡Aquí no se abre nada nuevo!”. Wilk lleva 13 años trabajando bajo tierra. Con su esposa, empleada de la misma mina en la planta procesadora, y dos hijos, viven en un apartamento de 46 metros cuadrados, lo cual no encaja con el mito de los mineros ricos. “Los 120.000 zlotis [aproximadamente 25.600 euros, 26.800 dólares USD] de la indemnización por el despido me alcanzan para un año de vida. Tengo 44 años y prácticamente toda mi vida profesional la he pasado en la minería, ¿quién me va dar un trabajo ahora? La zona económica especial que tenemos aquí [en Katowice], ¿cuántos trabajadores puede absorber? No es de goma...”.

 

Panoramic view of Katowice, the capital of the Silesian province.

Photo: Hanna Jarzabek

La zona económica especial (ZEE Katowice), es un espacio en el que las empresas obtienen condiciones preferenciales como exenciones fiscales. Fue establecida en 1996 con el objetivo de apoyar los procesos de reestructuración y generar nuevo empleo en la región. Desde entonces la ZEE ha creado 90.000 puestos de trabajo. En la minería hay actualmente 80.000 empleados y, según los sindicatos, un puesto de trabajo en la mina genera 4 empleos en sectores relacionados.

“En el sector privado además no hay sindicatos, ni convenios colectivos, ni prestaciones sociales, nada”, subraya Chwiluk. “La mayoría son contratos ‘basura’: por un período corto y sin garantía de prórroga. Cuando se decidió el cierre de nuestra mina, preparamos ideas sobre cómo utilizar los terrenos y la infraestructura de la mina creando empleo. Hemos propuesto una planta de incineración de residuos, una central hidroeléctrica por bombeo con agua de mina, granjas solares en los montones inútiles de carbón, un almacén para automóviles en un apartadero de la mina, e incluso el embotellado y venta de agua dulce de la mina. Todo esto daría empleo a unas mil personas, pero nadie consideró estos proyectos. Dio la casualidad de que Greta Thunberg vino a vernos, y fue hablando con ella y con las ONG que por fin tuve la sensación de que alguien nos escuchaba”.

La participación en los procesos de decisión constituye también una de las piedras angulares de la transición justa, pero en Polonia apenas se empieza hablar del tema. “Es necesario que todas las partes se sienten a la mesa y elaboren una visión más holística de todo este proceso, poniendo a los trabajadores y a la comunidad local en el centro. Algo que hasta la fecha no se ha hecho, pero quiero creer que esta vez hay más esperanza”, expone Patryk Białas, concejal y miembro de la Comisión de la Minería de la Ciudad de Katowice.

 

The Guido Museum in Zabrze, built in a former mine, is the largest underground complex in Europe, with 10 kilometres of routes to explore. Today it employs around 100 former miners. Roman Chytry, a retired miner, is now a museum guide.

Photo: Hanna Jarzabek

El reciclaje profesional, otro punto de la transición, tampoco resulta fácil. Nadie organiza cursos con ese propósito y los que se han llevado a cabo han sido cursos de idiomas, peluquería o incluso de floristería. “Desde el sindicato estaríamos encantados de participar en la organización de cursos de reciclaje profesional, porque sabemos lo que necesitan las empresas pero todo se decide a nivel de la Unión Europea. Nadie nos ha consultado sobre el tema y hasta ahora no he visto ningún proyecto que realmente eleve las cualificaciones de los empleados”, espeta Marek Klucewicz, presidente de la Comisión Nacional del Sindicato de Mineros KONTRA.

Según la información proporcionada por Sławomir Gruszka, portavoz de la Oficina del Presidente del voivodato de Silesia, esta última ha desarrollado en colaboración con la Zona Económica Especial de Katowice un Proyecto de Energía, con el objetivo de aumentar las competencias de los trabajadores y reflotar el empleo. El proyecto está destinado a 310 personas, incluyendo mineros y trabajadores de las empresas relacionadas con la minería en riesgo de despido. Pero, aunque la puesta en marcha del programa estaba prevista para el 1 de diciembre de 2021, todavía no han comenzado las inscripciones.

 

The Ziemowit mine in Ledziny, Silesia, is scheduled to close in 2037.

Photo: Hanna Jarzabek

“Necesitamos formación y ayudas para crear puestos de trabajo, pero creo que hay que considerar también la modernización y las nuevas tecnologías”, aclara Klucewicz, “para poder reducir la cantidad de gases de efecto invernadero y, simultáneamente, asegurar la soberanía energética del país. Ante lo que está pasando en Ucrania, deberíamos quizás analizarlo todo de nuevo”.

This article has been translated from Spanish.