En el Egipto de Morsi no existe la libertad de prensa

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Mohamed Saad es un fotógrafo de la página web egipcia de noticias al-Badeel.

El sábado 9 de marzo estaba cubriendo los enfrentamientos en el centro de El Cairo cuando le detuvo la policía.

Le arrestaron, le golpearon brutalmente, le destrozaron la cámara y el equipo y le robaron la cartera. Tras solo cinco horas detenido, le pusieron en libertad.

“Nadie tocará las libertades de los medios. No habrá plumas rotas, no se censurarán opiniones y no se cerrarán cadenas de televisión ni periódicos durante mi gobierno”, prometió en la campaña electoral Mohamed Morsi, el nuevo presidente egipcio.

En una entrevista con Equal Times, Abeer Saady, la vicepresidenta del Sindicato Egipcio de Prensa, expresó su preocupación por la ofensiva contra la libertad de expresión y afirmó que se ataca deliberadamente a los periodistas mientras informan sobre las protestas y los enfrentamientos.

“Nuestro colega al-Housseiny Abu Daif murió a causa de un disparo el pasado diciembre mientras informaba sobre las manifestaciones en los alrededores del palacio presidencial. El número de periodistas heridos mientras informan acerca de las frecuentes protestas ha aumentado enormemente, al igual que el número de arrestos”, explicó.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) condenó el asesinato de al-Housseiny e instó a las autoridades a que investigaran a fondo las circunstancias del incidente.

“Las autoridades tienen la obligación de proteger a nuestros colegas y hacer todo lo que esté en sus manos para evitar y castigar los actos de violencia dirigidos a los medios de comunicación", expresó Beth Costa, la Secretaria General de la FIP.

Según el abogado de derechos humanos Gamal Eid, entrevistado por la mayor página web de noticias en inglés de Egipto (la estatal al-Ahram), a lo largo de los primeros 200 días de Morsi en el poder ha habido cuatro veces más demandas judiciales por "insultar al presidente" que en los 30 años durante los que gobernó Mubarak.

Y no solo aumentó el número de demandas, sino que ahora las interpone directamente la presidencia.

Con Mubarak, la presidencia nunca había interpuesto oficialmente una demanda contra un periodista.

Los abogados vinculados al equipo jurídico de Mubarak eran los que lo hacían, como ocurrió en el caso contra el periodista Ibrahim Eissa, acusado de difundir rumores sobre la salud del entonces presidente.

Esta tendencia demuestra hasta qué punto el régimen de Morsi se niega a aceptar cualquier tipo de crítica.

El pasado enero, Hani Shukrallah, director del al-Ahram Online, fue obligado a dejar su puesto por el nuevo presidente del al- Ahram, Mamdouh el-Wali, considerado un miembro de los Hermanos Musulmanes.

Shukrallah es uno de los profesionales del periodismo más respetados de Egipto y es conocido por sus críticas a los Hermanos Musulmanes.

Irónicamente, Shukrallah ya había sido obligado durante la dictadura de Hosni Mubarak a dejar su puesto como redactor jefe de “The Weekly”, otra de las publicaciones de al-Ahram.

Sin embargo, al-Ahram no es el único periódico estatal presidido por un miembro de los Hermanos Musulmanes. Otras instituciones se encuentran en la misma situación, ya que el Consejo de la Shura (dominado por los islamistas) es el que designa dichos cargos.

“El régimen de Mubarak no se vino abajo. Tan solo derrocamos a la cabeza visible del régimen y a su séquito, pero sus dinámicas y normas siguen siendo las mismas,” sostiene Saady.

Según nos explicó, el nuevo régimen no ha cambiado nada del antiguo ni ha satisfecho las exigencias de la revolución; por eso ha tenido que recurrir a los métodos del antiguo régimen.

“Están reproduciendo lo que ocurría durante la época de Mubarak, pero ahora es incluso más escandaloso”.

Morsi es el primer presidente egipcio que ha ganado unas elecciones libres. Subió al poder tras una revolución en la que el pueblo exigía “pan, libertad y dignidad”, pero el nuevo presidente no ha satisfecho ninguna de estas exigencias.

“Los periodistas están decididos a seguir adelante y luchar por su derecho a la libertad de expresión. A hacer su trabajo e informar sobre la realidad en Egipto, independientemente de los peligros a los que se enfrenten”, recalcó Saady.