¿La unidad en la diversidad? La situación del racismo en Europa

 

El 21 de marzo se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, sin embargo, la discriminación sigue afectando la vida de muchas minorías étnicas y religiosas en toda Europa.

Desde el acceso a la educación, el empleo, la vivienda, bienes y servicios hasta el trato que reciben las minorías de parte de la policía y el sistema de justicia penal, el racismo en Europa sigue siendo un problema.

Esta situación ha sido puesta de manifiesto por el reciente informe de la Red Europea contra el Racismo (ENAR, Shadow Report (Informe Sombra, sólo disponible en inglés) sobre el racismo en Europa, publicado con motivo del 21 de marzo y basado en los datos recopilados por los grupos antirracismo en toda Europa.

Una tendencia común expuesta en el Informe Sombra 2011-2012 de la ENAR es el hecho de que los temas de igualdad e integración han dejado de ser prioritarios en toda Europa e incluso se observa una regresión en algunos países, en gran parte como resultado de la crisis económica.

Otra conclusión preocupante es que la percepción pública de los inmigrantes, los solicitantes de asilo, los romaníes y otras minorías sigue siendo muy negativa en casi todos los países.

Esta situación se ha visto agravada por la crisis económica, como se comprueba en los informes provenientes de Grecia, España y Portugal, donde se ha convertido en tema común acusar a los inmigrantes de robar las oportunidades de empleo, de trabajar por salarios más bajos, de beneficiarse de los servicios sociales y perpetrar delitos violentos.

Además, un discurso racista por parte de las autoridades públicas, alimentado por los dirigentes políticos y los medios de comunicación, socava las leyes contra la discriminación y las políticas de integración en muchos países.

El informe muestra que la discriminación contra las minorías religiosas étnicas y raciales en el empleo y el mercado laboral sigue siendo problemática.

Hay pruebas de prácticas de contratación informales que son indirectamente discriminatorias por naturaleza.

Por ejemplo, en Irlanda, se realizó un estudio mediante el cual se enviaron CV ficticios a los responsables de la contratación de personal, la mitad con nombres reconocibles como irlandeses y la otra mitad con nombres africanos, asiáticos y alemanes.

Se encontró que los candidatos con nombres irlandeses tenían el doble de probabilidades de ser invitados a las entrevistas que los candidatos no irlandeses con niveles comparables de competencias y cualificaciones.

En Letonia, la mayoría de las 48 denuncias por discriminación ante la Inspección de Trabajo del Estado estaban relacionadas con ofertas de empleo.

Las minorías étnicas de toda la UE siguen enfrentándose a tasas desproporcionadamente elevadas de desempleo, un fenómeno que se ha incrementado como consecuencia de la crisis económica.

Por ejemplo, en España, la tasa de desempleo de los grupos minoritarios, en particular los migrantes y los romaníes, en el primer trimestre de 2012 fue del 37 por ciento, lo que se atribuye al hecho de que estos grupos son más propensos a trabajar en sectores que tradicionalmente son susceptibles a la recesión económica, tales como la industria de la construcción.

La situación de los trabajadores migrantes sigue siendo sombría.

Los trabajadores y trabajadoras migrantes tienden a trabajar en empleos poco remunerados y manuales.

Asimismo, se enfrentan a otros problemas como el impago de salarios, largos horarios de trabajo y modalidades de trabajo irregulares.

Además, pueden ocupar empleos para los que están sobrecualificados, lo que se debe en parte a que los títulos obtenidos fuera de la Unión Europea carecen de reconocimiento. Un motivo de especial preocupación son las restricciones impuestas a los trabajadores titulares de un permiso de trabajo. En varios países, los permisos de trabajo están vinculados al empleo, lo que limita las oportunidades de los trabajadores a cambiar de trabajo libremente y los expone a la explotación y el abuso por parte de los empleadores.

Por otra parte, el Informe Sombra destaca la especial vulnerabilidad de las comunidades musulmanas a la discriminación en el empleo, y en especial las mujeres musulmanas que llevan el velo.

En los Países Bajos, por ejemplo, algunos empleadores han prohibido el velo en el lugar de trabajo, con el argumento de que la prohibición está justificada por la igualdad y las leyes de derechos humanos. De manera similar en Francia, algunas empresas privadas niegan trabajo a las mujeres que usan el velo sobre la base de una recomendación gubernamental respecto a la expresión religiosa.

Pese a algunas medidas positivas adoptadas en algunos países para paliar las altas tasas de desempleo entre los grupos étnicos minoritarios y promover el conocimiento de los derechos y obligaciones previstos en la legislación sobre igualdad, la situación sigue siendo muy grave y debe abordarse con urgencia. .

Un sólido marco jurídico contrario a la discriminación no es suficiente por sí solo para luchar contra la discriminación. Tiene que ir acompañado de supervisión y aplicación, así como un enérgico compromiso político para invertir en medidas encaminadas a frenar el racismo y garantizar la igualdad y la protección de los derechos humanos para todos en Europa.

Hoy más que nunca es de vital importancia tender a una Europa que respete y promueva la igualdad, la diversidad y los derechos fundamentales, y que reconozca las ventajas de una Europa libre de racismo con miras a una sociedad y una economía europeas vigorosas.

Los responsables políticos deben demostrar liderazgo y transmitir el mensaje de que la igualdad de acceso a los puestos de trabajo, al alojamiento y a la educación son fundamentales para construir una sociedad dinámica y cohesionada.

Asimismo deben promover los beneficios de la migración y de la diversidad para una prosperidad social, política, cultural y económica en Europa y evitar la formación de reservas de “talentos desperdiciados” de los migrantes y las minorías étnicas y religiosas en Europa.