Egipto: las fuerzas de seguridad detienen y torturan a niños

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Grupos de derechos humanos han acusado a las fuerzas de seguridad egipcias de detener a un gran número de niños sin cargos y, en algunos casos, de torturarles y maltratarles.

El 13 de febrero, un recluta del ejército disparó ‘accidentalmente’ en el pecho al vendedor de boniatos Omar Salah, de 12 años.

El 7 de mayo, un tribunal militar impuso una pena de tres años al soldado acusado de matar a Omar, pero la Coalición Egipcia para los Derechos del Niño (ECCR) criticó el fallo por ser demasiado indulgente.

 

 

Asimismo, a principios de este año, el adolescente de 14 años Mahmoud Adel, enfermo de cáncer, se convirtió en noticia cuando le detuvieron nueve días en la ciudad portuaria de Alejandría.

Durante ese período no le permitieron asistir a las sesiones de quimioterapia vitales para su supervivencia.

En una entrevista con Al Jazeera, Mahmoud, que tiene cáncer de hueso, explicó que ni siquiera estaba protestando cuando le detuvieron: “Estaba bebiendo algo y saltando unos charcos con mis amigos. No tenía nada que ver con las protestas”.

Sin embargo, las autoridades se negaron a liberarle, aunque les habían presentado documentos que demostraban que el adolescente estaba enfermo.

El fiscal acusó a Mahmoud y a otro menor de ejercer un “uso excesivo de la fuerza para impedir el cumplimiento de la ley, ofendiendo a los funcionarios del Estado y poniendo en peligro la seguridad de la ciudad de Alejandría”.

Tan solo le pusieron en libertad después de que varios grupos egipcios de derechos humanos ejercieran presión sobre las autoridades.

 

Cifras sin precedentes

Según la ECCR, el Ministerio del Interior de Egipto ha detenido a 383 niños desde el 25 de enero, fecha en que se conmemoró el segundo aniversario de la Revolución Egipcia.

En una entrevista con el portal de noticias Ahram Online, el representante de UNICEF en Egipto, Philippe Duamelle, afirmó que en los últimos meses este organismo de la ONU ha prestado asistencia jurídica a unos 600 niños acusados de participar en manifestaciones.

Durante las protestas y los enfrentamientos, las fuerzas de seguridad egipcias intentan detener a tantas personas como pueden, centrándose en las que parecen menos propensas a atacarles.

Y, según explica la activista de los derechos humanos Ghada Shahbender, eso suele significar detenciones de menores.

“Sin duda se trata de un modo de asustar a la gente. La cifra de niños detenidos por las fuerzas de seguridad y el modo en que se llevan a cabo dichas detenciones no tienen precedentes”, afirmó.

Muchos de los niños detenidos se enfrentan a graves violaciones de sus derechos humanos.

Además de verse sometidos a agresiones físicas y al robo de sus efectos personales, también suelen ser víctimas de agresiones sexuales.

Normalmente se suele detener a los menores junto a los adultos, lo cual constituye una clara violación de la ley del menor de Egipto, modificada en 2008.

Hace poco, una investigación de Human Rights Watch reveló fuertes indicios de que la policía y los oficiales del ejército golpearon a muchos de los niños detenidos y, en algunos casos, les sometieron a prácticas degradantes cercanas a la tortura.

El Gobierno del presidente Morsi ha prometido acabar con estas prácticas, pero, según los activistas, resulta evidente que nada ha cambiado.

 

Niños de la calle

Los niños de la calle de Egipto suelen ser las principales víctimas de la violencia gubernamental, ya que a menudo participan en las protestas y los enfrentamientos tan generalizados hoy en día en el país.

No tienen hogares y viven en la calle, donde venden todo tipo de artículos para ganar el suficiente dinero para comprar comida.

“Resulta difícil determinar cuántos niños viven en las calles de Egipto, pero una cosa está clara: la cifra es muy elevada y casi con certeza está creciendo”, denuncia UNICEF.

Aunque resulta difícil cuantificar este fenómeno, las ONG calculan que existen decenas de miles de niños en las calles del país, principalmente en las grandes ciudades como El Cairo y Alejandría.

Debido a sus condiciones de vida extremadamente difíciles y al acoso policial al que se enfrentan, es comprensible que los niños de la calle participen en las protestas contra el régimen y las autoridades.

Como el resto de los egipcios, ellos también quieren una vida mejor.

Sin embargo, desde que los Hermanos Musulmanes tomaron el poder en 2012 las duras condiciones de vida que tienen que sufrir los egipcios no han mejorado.

Y hasta que esto cambie, las protestas seguirán adelante.

Y si las protestas siguen dándose, es muy probable que los niños siempre sean las víctimas, en especial debido al deterioro generalizado de los derechos humanos en Egipto.