Una cifra récord de africanos desplazados afronta un futuro sombrío

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En numerosas regiones de África, la confluencia de conflictos armados, violencia política, cambio climático e inseguridad alimentaria están provocando el desplazamiento forzoso de más africanos que nunca. La inflación, el aumento del coste de la energía, las repercusiones de la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania han agravado situaciones de por sí complejas.

El número de personas desplazadas por la fuerza –que incluye a las desplazadas en el interior de su país, a solicitantes de asilo y a refugiados– superó los cien millones en todo el mundo en mayo de 2022. Mientras que la crisis ucraniana atrajo el año pasado la mayoría de las respuestas humanitarias, los refugiados africanos tienen menos opciones y reciben menos apoyo que nunca.

Según las previsiones para 2023 de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay 44 millones de personas desplazadas en el África subsahariana, frente a los 38,3 millones de finales de 2021. La mayoría (60%) son personas desplazadas internas. África acoge a las tres cuartas partes de todos los nuevos desplazamientos internos.

En África Oriental, en el Cuerno de África y en los Grandes Lagos, 19,2 millones de personas huyeron de sus hogares a finales de 2021 debido a la violencia, a las sequías y a las inundaciones ligadas al cambio climático. La región está sufriendo la peor sequía de los últimos cuarenta años luego de cinco temporadas consecutivas sin lluvia, a la que probablemente seguirá una sexta en 2023. En noviembre de 2022, la sequía había desplazado a 1,8 millones de personas.

Más de nueve millones de cabezas de ganado han muerto en Etiopía, Kenia y Somalia tras cuatro temporadas de lluvias insuficientes y de cosechas históricamente bajas. Muchas personas que huyen de la inseguridad alimentaria se refugian en otras regiones afectadas por la sequía. Sudán del Sur, por su parte, sufrió graves inundaciones por cuarto año consecutivo. Más de dos millones de personas están desplazadas debido a las inundaciones y al conflicto bélico abierto.

En África Austral hay 10,1 millones de personas desplazadas por catástrofes ligadas al clima, a la sequía, a las presiones económicas y a la inseguridad. El prolongado conflicto de la República Democrática del Congo (RDC) ha desplazado internamente a cinco millones de personas, además de provocar un millón de refugiados. Malaui sufre una grave carencia de alimentos debido a la pobreza y a los fenómenos climáticos extremos. En Mozambique, casi un millón de personas se han visto obligadas a desplazarse internamente huyendo de la insurgencia y de las catástrofes ocasionadas por el cambio climático.

En África Occidental y Central, el extremismo violento, la inestabilidad política, los enfrentamientos entre comunidades por los escasos recursos disponibles y como consecuencia del cambio climático han provocado el desarraigo de 12,7 millones de personas. La crisis de las personas desplazadas dentro de Burkina Faso es la que está adquiriendo mayores dimensiones en todo el mundo. Las peores inundaciones de la historia de Nigeria obligaron a marcharse a 1,3 millones de personas, que desbordaron los campos de desplazados internos. Las inundaciones también afectaron a zonas de Chad, Níger, Burkina Faso, Malí y Camerún. Uno de cada cuatro centroafricanos se ha visto obligado a dejar su hogar en 2022 debido a la permanente inseguridad.

Recorte de fondos sin precedentes

A pesar de este panorama desolador en gran parte de África, se está recortando la financiación de las respuestas humanitarias y de las ayudas a los refugiados a mínimos sin precedentes. En octubre de 2022, el Alto Comisionado de ACNUR, Filippo Grandi, dio la voz de alarma: “Lamento informarles de que, por primera vez durante mi mandato, estoy preocupado por la situación financiera de ACNUR”. Advirtió de que los enormes recortes pueden agravar la malnutrición, los matrimonios infantiles y los disturbios.

En contraste con la financiación que reciben los llamamientos ucranianos, las situaciones de mayor escasez de fondos se dan en África, siguiendo el patrón de infrafinanciación crónica que padecen las crisis en este continente.

En 2022, los proveedores de servicios de toda África se han visto obligados a reducir hasta en un 50% las raciones de alimentos, el agua y los kits de higiene.

En los días que siguieron a la invasión rusa de Ucrania, los países se comprometieron a aportar 1.500 millones de dólares en ayudas. La Unión Europea (UE) activó, por primera vez, la Directiva de Protección Temporal (DPT), que permitió la entrada masiva de ucranianos y su acceso a empleos, estudios y servicios sin necesidad de solicitar asilo. A día de hoy, hay más de 7,98 millones de refugiados ucranianos en Europa, de los cuales 4,94 millones han solicitado acogerse a la DPT.

Los Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón, por su parte, han puesto en marcha medidas de protección para los ucranianos. En conjunto, estas respuestas demuestran que, con suficiente apoyo político, los países tienen espacio para acoger a los refugiados y capacidad para poner en marcha medidas humanitarias.

Esta disposición contrasta con la política migratoria que aplica desde 2015 la Unión Europea para disuadir la llegada de africanos y asiáticos, y pone en duda muchos de los argumentos comunitarios para justificar la dureza de sus medidas, entre las que cabe mencionar la reducción de los procedimientos de asilo, la detención de trabajadores de organizaciones no gubernamentales, las expulsiones ilegales, la externalización de las fronteras y el desvío de fondos de ayuda al desarrollo hacia la seguridad fronteriza. Incluso los africanos que intentaban huir de Ucrania han sido detenidos y deportados.

Además de las escasas vías migratorias, la mayoría de los africanos desplazados apenas tiene perspectivas de reasentamiento o de soluciones duraderas. Es poco probable que se resuelvan pronto muchos de los conflictos que provocan los desplazamientos y las causas ligadas al cambio climático empeorarán. La falta de opciones aumentará ciertamente el número de refugiados a medida que disminuya la financiación.

El reasentamiento de refugiados en el mundo sigue siendo muy inferior al necesario. En 2022, sólo se reasentaron 58.457 personas en todo el mundo, de las cuales unas 21.000 procedían de África.

CARE International publica cada año la lista de las diez crisis humanitarias más olvidadas. En 2022, las diez estaban situadas en África. La cobertura mediática y la solidaridad pública desempeñan un papel importante en las respuestas humanitarias. Según cifras de CARE, se publicaron más de dos millones de artículos en internet sobre la guerra de Ucrania –más que sobre las otras 41 crisis juntas– y se escribieron más del triple de artículos sobre Will Smith abofeteando a Chris Rock en los Oscar (217.529) que sobre estas diez crisis africanas juntas (66.723).

La respuesta mundial a la crisis ucraniana demuestra que la solidaridad y las soluciones creativas son posibles y debería marcar el listón que utilicen las partes interesadas –agencias humanitarias, entidades donantes de los sectores público y privado y medios de comunicación– para abordar las complejas crisis humanitarias de África. Es preciso darles más visibilidad, además de respuestas que ofrezcan soluciones duraderas a los refugiados africanos.

Este artículo fue originalmente publicado por ISS Today.