El mapeo del arbolado de Dar es-Salam refuerza la resiliencia urbana y ayuda a combatir las inundaciones

El mapeo del arbolado de Dar es-Salam refuerza la resiliencia urbana y ayuda a combatir las inundaciones

In this December 2019 photo, a road is submerged by the Msimbazi River after continuous rain. In Tanzania’s commercial capital, Dar es Salaam, the World Bank-funded Resilience Academy is mapping the city’s tree cover as a way of protecting and restoring the city’s ever-shrinking green space.

(Ericky Boniphace/AFP)

En noviembre de 2023 se pudo presenciar una sorprendente escena en pleno centro de Dar es-Salam, la capital comercial y ciudad portuaria de Tanzania, de seis millones de habitantes. Dos trabajadores municipales utilizaban con habilidad una ruidosa motosierra en mitad del tráfico de la hora punta para cortar un sicomoro en un cruce muy concurrido.

Metidos en la cesta de una grúa, ambos hablaban a gritos mientras rebanaban la madera con las sierras y esparcían el serrín en la brisa. Este árbol emblemático llevaba más de 75 años brindando su refrescante sombra para hacer frente al bochornoso calor del centro de la ciudad y servía de importante punto de encuentro. Se derrumbó una noche durante una de las tormentas de El Niño que han golpeado a la región oriental de África durante los últimos meses.

Dar es-Salam es muy vulnerable ante las inundaciones y el estrés térmico. Las últimas lluvias han desplazado a miles de personas, destruido infraestructuras y expuesto la vulnerabilidad de la ciudad frente a la meteorología extrema. Sin embargo, a partir de 2021, un equipo de estudiantes de planificación urbanística utiliza la inteligencia artificial (IA) más avanzada para encontrar soluciones que refuercen la resiliencia climática de la ciudad.

“Estamos usado la IA para crear un mapa de grandes dimensiones que muestre dónde se encuentran todos los árboles de la ciudad”, explica Lilian Lymo, una estudiante de la Universidad Ardhi de Dar es-Salam. Lymo es una de los 50 estudiantes que trabajan en un proyecto revolucionario para mapear el arbolado con la Resilience Academy, una iniciativa financiada por el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) del Banco Mundial, que incluye a estudiantes de toda Tanzania para que desarrollen capacidades de planificación urbanística y gestión de los riesgos climáticos.

Armados con tabletas, teléfonos móviles y ordenadores portátiles, los estudiantes que participan en este proyecto de cinco años utilizan herramientas de anotación de código abierto e imágenes de satélite de alta resolución para mapear y catalogar los activos forestales de toda la ciudad.

La inteligencia artificial detecta el arbolado, examina las imágenes y analiza la presencia de los árboles para crear un mapa detallado de la densidad de la cubierta arbórea. Actualmente, las autoridades municipales están utilizando dicho mapa para evaluar el impacto ecológico que tiene el desarrollo urbanístico y determinar dónde hay que plantar más árboles.

Una nueva era de las ciencias ambientales

Hoy en día, en las ciencias ambientales se están usando herramientas de inteligencia artificial para registrarlo todo, desde la calidad del aire hasta la muerte de los árboles por enfermedades, pero según la investigadora principal de la Resilience Academy, Rebeka Mponeja, esta iniciativa en concreto está aprovechando la potencia de la inteligencia artificial para que la gente entienda mejor los ecosistemas urbanos y para mejorar las estrategias de planificación y conservación del gobierno.

“El uso de la inteligencia artificial para mapear el arbolado convierte los datos en conocimientos prácticos. Como las máquinas aprenden los algoritmos, podemos predecir los cambios ambientales, identificar las especies en riesgo y adaptar las medidas de conservación”, explica a Equal Times.

Los árboles desempeñan un papel fundamental en la reducción de la contaminación y de la temperatura del aire, la absorción del dióxido de carbono y las escorrentías superficiales, así como en la disminución de los riesgos de inundación. “Si disponemos de un gran oasis frondoso entre los edificios, la ciudad será un lugar mejor para todos”, asegura Lymo.

Sin embargo, a medida que se incrementa la población de Dar es-Salam –una de las ciudades de crecimiento más rápido del mundo–, la rápida urbanización junto con la mala planificación y la deforestación provocada por el uso generalizado de carbón están perjudicando gravemente a los bosques que rodean la ciudad, lo que ha desencadenado una escasez de agua, la pérdida de biodiversidad y un aumento de la exposición a los desastres naturales.

El proyecto de mapeo del arbolado de la Resilience Academy es la primera iniciativa que ha documentado la cubierta arbórea de Tanzania.

El ayuntamiento de Dar es-Salam no solo está colaborando estrechamente con el GFDRR para garantizar que los datos se utilicen para impulsar acciones positivas, sino que también hay planes en marcha para que dicho proyecto se lleve a cabo en otras ciudades del país, entre ellas en Dodoma, la capital.

Mponeja afirma que la tecnología de la inteligencia artificial anuncia una nueva era de las ciencias ambientales, pues permite a los científicos de datos realizar un seguimiento de los cambios a tiempo real, detectar patrones y reaccionar con rapidez ante los retos ambientales. “Las herramientas de la inteligencia artificial nos permiten centrarnos en especies de árboles concretas y adoptar unas medidas de conservación que pueden marcar una diferencia real”, explica.

Según Mponeja, este proyecto ha establecido unos nuevos principios para las iniciativas de reverdecimiento de las ciudades y evidencia la importancia de una toma de decisiones basada en datos y de la participación de las comunidades para construir unas ciudades climáticamente resilientes. Por ejemplo, los datos que ha recopilado la Resilience Academy han revelado la enorme disparidad que existe en la cubierta arbórea de diferentes zonas de la ciudad, nos cuenta Mponeja. “Tenemos que llevar a cabo acciones concretas para asegurarnos de que los habitantes de la ciudad tengan un acceso equitativo a los espacios verdes”.

Nick Jones, un científico de datos del GFDRR que trabaja en el proyecto de Dar es-Salam, sostiene que esta iniciativa de mapeo del arbolado constituye un rayo de esperanza para la gente que está intentando encontrar soluciones a algunos de los problemas que plantea la urbanización. “Como utiliza métodos basados en datos para mapear y vigilar los árboles de la ciudad, este proyecto constituye una base sólida para lograr un crecimiento sostenible. Si conocen bien la distribución y salud de sus árboles, las ciudades pueden mitigar las repercusiones del cambio climático, mejorar la calidad del aire y promover la biodiversidad”.

Mapear para reducir las desigualdades

Uno de los resultados de dicho proyecto ha sido la revelación de la enorme diferencia que existe entre la densidad del arbolado en las zonas ricas de Dar es-Salam y las barriadas empobrecidas. Según Jones, los árboles cubren más del 20% de la superficie de los barrios ricos, pero menos del 0,5% en las zonas más pobres. “Este marcado contraste no solo evidencia las desigualdades socioeconómicas, sino que también expone a las comunidades vulnerables a las graves consecuencias de las inundaciones y las olas de calor”, denuncia.

Con aproximadamente el 70% de sus habitantes viviendo en asentamientos informales y sin ningún tipo de planificación urbanística, Dar es-Salam es sumamente vulnerable ante las inundaciones y las altas temperaturas.

En Tandale –un laberíntico asentamiento informal de aproximadamente 50.000 habitantes ubicado al oeste de la ciudad– los vecinos denuncian que las inundaciones anuales, ante las que son especialmente vulnerables debido a la falta de cubierta arbórea, han provocado brotes recurrentes de diarrea y cólera.

Grace Mwasha, una vecina de Tandale de 35 años y madre de cuatro niños, afirma que todavía hay que hacer mucho más para ayudar a la gente a entender la importancia de los árboles y del cuidado de su entorno, pues muchos hogares de bajos ingresos dependen de la tala de árboles para conseguir el carbón que utilizan para cocinar. Tanzania pierde aproximadamente 469.000 hectáreas de bosque al año debido a varios factores, como la tala de árboles para producir carbón, la explotación maderera y la deforestación para ampliar las tierras agrícolas.

“Aquí hay demasiada gente. Me gustaría que hubiera más espacio para plantar árboles y respirar aire fresco”, se lamenta. “Pero no hay ninguna voluntad política para mejorar el bienestar de la gente de esta zona; por eso nadie se molesta en plantar árboles aquí”, denuncia.

En una entrevista con Equal Times, Omar Kumbilamoto, el alcalde de Dar es-Salam, asegura que la iniciativa de mapeo del arbolado ayudará al ayuntamiento con las futuras políticas de desarrollo.

“Este proyecto demuestra que el gobierno está decidido a tomar mejores decisiones y a construir un mejor futuro para los ciudadanos”, afirma. “Los datos que recopilamos constituirán un valioso recurso para proteger a la ciudad de las consecuencias de las inundaciones”, explica, lo cual ayudará a personas como Grace.

Asimismo, el alcalde manifestó su optimismo por que este enfoque basado en datos contribuya significativamente a la estrategia integral de resiliencia de la ciudad. “Conocer la distribución y salud de los árboles es importante para desarrollar unas políticas eficaces y unas iniciativas que promuevan la biodiversidad, luchen contra el cambio climático y generen un mejor entorno urbano”, concluyó.

Este proyecto seguirá en marcha hasta 2026, pero Jones hace hincapié en que, hasta la fecha, el éxito de esta iniciativa radica en que demuestra que el uso de la ciencia de los datos y la tecnología puede marcar la diferencia en una gran ciudad y servir de modelo para otras urbes.

“Los retos a los que se enfrenta Dar es-Salam no son exclusivos de nuestra zona. Muchas otras ciudades tienen que hacer frente a problemas relacionados con la deforestación, la calidad del aire y el aumento de las temperaturas. Si se adoptan unas iniciativas parecidas de mapeo del arbolado en otros lugares, se podrá influir significativamente en las medidas globales para lograr la sostenibilidad urbana”, concluye.