El mundo no está cumpliendo el ODS 8... ¿Cómo lograr el trabajo decente para todos en 2030?

El mundo no está cumpliendo el ODS 8... ¿Cómo lograr el trabajo decente para todos en 2030?

El crecimiento económico por sí solo no erradica las desigualdades. Problemas como salarios inadecuados, exclusión laboral, exposición a riesgos e insuficiente protección en el lugar de trabajo, además del nivel de protección social, continúan teniendo un impacto negativo en el nivel de calidad laboral en muchos países. En la imagen, un trabajador de la confección en Bangladés, septiembre de 2023.

(Kazi Salahuddin Razu/NurPhoto via AFP)

Los sindicatos trabajan a contrarreloj para superar los obstáculos que impiden el cumplimiento de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los informes de Naciones Unidas son unánimes: el mundo está lejos de cumplir la Agenda 2030. Ni los fondos puestos a disposición ni las acciones políticas son suficientes para llevar a buen puerto la promesa de construir un mundo mejor que no deje a nadie atrás.

Si bien los 17 ODS de la Agenda son importantes por igual, el objetivo 8, que se centra en el trabajo decente y el crecimiento económico sostenible, tiene una relevancia especial pues actúa como un catalizador para el progreso en todos los demás ODS, y especialmente para las metas relacionadas con la innovación, la diversificación productiva y la sostenibilidad ambiental.

La Confederación Sindical Internacional (CSI) reconoce y promueve el papel crucial del objetivo 8, motivo que le ha llevado a crear el Observatorio Mundial del ODS 8. Esta herramienta, que evalúa el estado del objetivo 8 en todo el mundo, pone el foco en cuatro dimensiones clave: bienestar económico, calidad del empleo, vulnerabilidad laboral y derechos laborales.

En su edición de 2023, el Observatorio del ODS 8 evaluó la situación en más de 150 países, lo que abarca a más del 98% de la población mundial.

Los resultados de este análisis, tanto por región geográfica como por grupo de ingresos, reflejan la variedad de desafíos a los que se enfrentan los trabajadores. Por ejemplo: los trabajadores en África subsahariana son los que más sufren como consecuencia de los pobres resultados que sacan sus países en las cuatro dimensiones del Observatorio del ODS 8. En lo que se refiere a la región de Asia y el Pacífico, el progreso hacia el ODS 8 se ve particularmente frenado por los incesantes ataques a los derechos laborales, mientras que en América Latina, el escaso progreso hacia el ODS 8 se debe sobre todo a la alta desigualdad en la distribución de la riqueza .

Al analizar los datos desde una perspectiva de nivel de ingresos, no sorprende la diferencia significativa entre países de ingresos bajos y países de ingresos altos. Sí que sorprende, por contra, que varios países de ingresos altos mantengan un avance pero que este esté intercalado por retrocesos intermitentes. Por su parte, las naciones de ingresos bajos y medianos-bajos, retroceden de una manera clara, lo que es preocupante por los riesgos que esto entraña tanto para los trabajadores como para la sostenibilidad de sus sociedades.

Este análisis también indica que el crecimiento económico por sí solo no erradica las desigualdades. Problemas como salarios inadecuados, exclusión laboral, exposición a riesgos e insuficiente protección en el lugar de trabajo, además del nivel de protección social, continúan teniendo un impacto negativo en el nivel de calidad laboral en muchos países, incluidas las economías más desarrolladas.

Así, los trabajadores en estos países se han visto enfrentados a importantes restricciones a la libertad y ataques a sus derechos, incluidas violaciones de las normas laborales, despidos injustos, reducción de las horas de trabajo y salarios, y violaciones de las normas de salud y seguridad ocupacional. Esta tendencia negativa se vio particularmente exacerbada a raíz de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid.

Ante todos estos desafíos, y desde 2018, la CSI viene pidiendo la elaboración de un nuevo contrato social a definir entre los trabajadores, los Gobiernos y las empresas. Este contrato tiene la finalidad de cumplir con el objetivo 8, respondiendo a seis demandas de los trabajadores: la creación de empleos respetuosos con el clima –y mediando una transición justa–; un piso de protección laboral para todos los trabajadores; protección social universal; salarios mínimos dignos e igualdad salarial y de ingresos; igualdad de género y eliminación de todas las discriminaciones; y un sistema de desarrollo mundial más inclusivo con un multilateralismo renovado. Esta petición se ha materializado en acciones de los trabajadores, y estas acciones han tenido resultados tangibles en muchos países a lo largo y ancho del mundo.

Por ejemplo, en Botsuana, el sindicato BFTU (Botswana Federation of Trade Unions) ha conseguido ser miembro oficial del Comité Gubernamental de Dirección sobre los ODS que hace el seguimiento del marco de cooperación de desarrollo sostenible (entre 2022-2026) que las Naciones Unidas llevan a cabo en el país. En Argentina, el movimiento sindical fue esencial en la creación del Foro de Participación Social para la Implementación y Monitoreo de los ODS, que funciona como un espacio de diálogo social entre el Gobierno, otros actores de la sociedad argentina y Naciones Unidas. En Bangladés, los sindicatos consiguieron que se incluyera el objetivo de creación de empleos decentes y sostenibles entre los principales objetivos del marco de cooperación de desarrollo sostenible de la ONU en el país. En España, la confederación sindical Comisiones Obreras ha conseguido que la legislación reconozca a los sindicatos como actores de desarrollo en lo tocante a la cooperación internacional española.

La influencia del trabajo de los sindicatos por un contrato social renovado también se reconoce en los procesos globales. Por ejemplo, este llamado fue reafirmado en 2021 por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, como parte de las iniciativas Nuestra Agenda Común y el Acelerador Global de Empleo y Protección Social para Transiciones Justas.

Los Estados miembros de la ONU están negociando ahora sobre cómo llevar a cabo estas propuestas. Sin embargo, alcanzar consensos es difícil y verlos traducidos en políticas nacionales lo es aún más. La reciente Cumbre de los ODS (el pasado 18 y 19 de septiembre), que evaluó el estado de la implementación de los ODS en todo el mundo, mostró de forma nítida que los intereses económicos a corto plazo y las tensiones geopolíticas siguen obstaculizando el cumplimiento del objetivo 8 y la Agenda 2030.

La CSI está lista para actuar. Tiene un plan. Tiene una propuesta sólida. Pero ¿están los Gobiernos listos para mostrar un liderazgo real y trabajar junto con los actores sociales para lograr los ODS?