Las restricciones a los viajes internacionales que sufren los periodistas africanos, ¿un freno a la libertad de prensa?

Las restricciones a los viajes internacionales que sufren los periodistas africanos, ¿un freno a la libertad de prensa?

The visa discrimination and travel restrictions faced by African journalists and other travellers journeying internationally is well-documented, but these issues also exist when travelling across the African continent. In this August 2020 photo, passengers queue at check-in desks at the Jomo Kenyatta International Airport in Nairobi, Kenya.

(Simon Maina/AFP)
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A mediados de agosto, el periodista camerunés Sainclair Mezing, que trabaja para el diario nacional bilingüe de propiedad estatal Cameroon Tribune, se disponía a cubrir las elecciones generales en el vecino Gabón. Armado con un bolígrafo, un bloc de notas y un ordenador portátil, Mezing despegó el 19 de agosto rumbo a Libreville, la capital gabonesa, para cubrir la votación de los comicios presidenciales, legislativos y locales.

Pero cuando el avión aterrizó en el aeropuerto internacional Léon-Mba de Libreville, Mezing no pasó de inmigración. Fue detenido por agentes de policía, interrogado, arrestado brevemente y repatriado.

“Mi pecado fue no tener acreditación para cubrir las elecciones generales en Gabón. Los funcionarios de la embajada de Gabón aquí [en Yaundé] me dijeron que ya no necesitaba visado debido al acuerdo sobre la libre circulación de personas en la zona CEMAC (Comunidad Económica y Monetaria de África Central) y que podía obtener la acreditación in situ. Incluso mis colegas gaboneses me aseguraron que, una vez en Libreville, podría obtener el documento en el Ministerio de Comunicación basándome en mi carta de asignación. Por desgracia, nada más llegar al aeropuerto me sometieron a un duro interrogatorio”, cuenta Mezing.

El periodista, abatido, cuenta a Equal Times que se enfrentó a unos agentes que no querían escucharle. “Incluso se negaron a dejarme tener contacto con los colegas gaboneses que habían venido a recogerme”.

En ese momento, Mezing supo que sus posibilidades de cubrir las elecciones, que como era de esperar fueron polémicas, se habían esfumado. Fue conducido manu militari al avión que le esperaba antes de que le devolvieran su pasaporte y documentos de viaje, que le habían sido confiscados. A continuación, fue devuelto a Camerún.

El caso de Mezing no es un caso aislado entre los periodistas del sur global, en particular los africanos, a quienes no es infrecuente que se deniegue el acceso en los puertos de entrada.

La discriminación en materia de visados y las restricciones de viaje a las que se enfrentan periodistas, trabajadores de ONG, académicos y creativos africanos que viajan a Europa o América están bien documentadas.

“Para los africanos, independientemente de sus cualificaciones, la solicitud de visado puede ser extremadamente onerosa y lenta, y el proceso humillante. Los solicitantes dicen que se les trata con desdén y desconfianza, se les cobran tasas injustas y se les obliga a presentar documentación demasiado específica. Y a menudo se les deniega el visado sin una razón clara”, señalaba un artículo de aparición reciente del Irish Times sobre las dificultades que han tenido los periodistas africanos para asistir a la Conferencia Mundial de Periodismo de Investigación de este año.

Sin embargo, los periodistas africanos también pueden enfrentarse a problemas similares cuando viajan por el continente. El pasado mes de julio, el periodista de investigación nigeriano David Hundeyin se enfrentó a una humillante expulsión de Zimbabue, alegando que no cumplía ciertos requisitos de inmigración. Hundeyin apenas había aterrizado en Harare cuando fue detenido en el aeropuerto y se procedió a su expulsión del país.

“Dijeron que, a pesar de utilizar el documento de viaje de un país con una relación sin visado, mi nacionalidad sigue siendo nigeriana y, por tanto, necesito un visado”, tuiteó Hundeyin, añadiendo que le encerraron en una habitación diminuta y maloliente y que, al parecer, los agentes olvidaron que estaba allí detenido.

La igualdad de condiciones, inexistente

Mientras que a algunos periodistas se les ha denegado la entrada a su lugar destino, muchos otros ni siquiera consiguen sortear los a menudo arduos trámites del visado.

En 2018, Halima Athumani, periodista independiente radicada en Uganda, trabajaba con un equipo de investigación y había planeado reunirse con uno de los miembros del equipo en Sudáfrica, al margen de la Conferencia Anual de Periodismo de Investigación Africano organizada por la Universidad de Wits, en Johannesburgo. Athumani tenía todo pagado: el billete de avión, la reserva de hotel, el transporte terrestre, la cuota de la conferencia y otros gastos. Así que acudió al centro sudafricano de solicitud de visados con grandes esperanzas de que se lo aprobaran y pudiera reunirse con su colega suizo, que ya estaba en Johannesburgo.

En aquel momento, Athumani llevaba dos meses sin cobrar por su trabajo como autónoma. El único dinero que tenía en su cuenta bancaria eran 600 dólares, y la suma parecía insuficiente para que los funcionarios le concedieran un visado de corta duración. Tras dos semanas de espera, Athumani fue informada de que su visado había sido denegado.

“Probablemente pensaron que me iba a quedar allí”, señala Athumani, y lamenta la negativa firme a pesar de la explicación concreta y la presentación de una declaración jurada de apoyo, un billete de avión de ida y vuelta, una reserva de hotel y una carta de invitación de Wits, entre otros documentos justificativos.

Aunque Athumani acabó encontrándose con su colega en otro lugar, nunca pudo asistir a la conferencia. “Se trataba de una reunión de muchos periodistas de investigación. Fue una gran oportunidad perdida”, explica Athumani a Equal Times.

Numerosos periodistas africanos pueden identificarse con la sensación de perder oportunidades importantes debido a las restricciones de viajes internacionales y visados.

Estas barreras no sólo les impiden acceder a diversas fuentes e informar sobre temas internacionales desde su propia perspectiva con profundidad y precisión, sino que también frustran las investigaciones transfronterizas, las oportunidades de establecer contactos y la promoción profesional.

El pasado mes de junio, durante un seminario web sobre cómo abordar los problemas de visados y viajes de los periodistas organizado por el Foro Pamela Howard de Información sobre Crisis Mundiales del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), varios periodistas africanos hablaron de los problemas a los que se enfrentan en los viajes internacionales y describieron este fenómeno como una importante barrera a la libertad de prensa. Los periodistas del sur global se ven desproporcionadamente afectados en comparación con sus colegas del otro lado del hemisferio, ya que están expuestos a obstáculos tales como la discriminación basada en su nacionalidad, estrictos requisitos de visado, largos procedimientos de solicitud, costes prohibitivos, falta de respeto durante sus interacciones con los funcionarios de inmigración y embajadas y excesivos controles migratorios.

Durante el seminario, Kehinde Adegboyega, jefe de equipo de la Red de Periodistas de Derechos Humanos de Nigeria, habló de la discriminación que sufren los periodistas africanos en materia de visados: “Es un problema importante porque los periodistas [...] desempeñan un papel fundamental en el avance de la democracia a nivel mundial y local. Necesitan libre acceso para poder moverse por todas partes con la mayor facilidad posible”. Y prosiguió: “Es muy desalentador, sobre todo cuando los países se plantean cuestiones en torno a la democracia. Y más allá de nuestro trabajo como periodistas, incluso como ciudadanos... ¿cómo mejoramos los derechos de migración? Todos los ciudadanos [de África] se enfrentan a este tipo de retos”.

“¿Por qué deberíamos tratar de forma diferente a dos personas que hacen el mismo trabajo?”

Anthony Bellanger, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), expone que es realmente preocupante y una clara injusticia. “¿Por qué dos personas que ejercen la misma profesión deben recibir un trato diferente y no disfrutar de los mismos derechos? El acceso a los visados Schengen, por ejemplo, puede llevar semanas a los colegas del sur, si es que se entregan. Los criterios para obtener estos visados son muy estrictos”, explica a Equal Times.

Según Kennedy Wandera, presidente de la Asociación de Prensa Extranjera de África (FPAA), algunos países practican a menudo la discriminación en materia de visados contra los viajeros africanos solicitando una compleja lista de documentos, algunos de los cuales pueden ser de muy difícil acceso, lo que dificulta a los periodistas ir a cubrir acontecimientos internacionales. “Creo que esto es deliberado para apuntar a ciertos tipos de periodistas que son críticos con ciertos gobiernos en sus reportajes”, asegura Wandera.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo 75 aniversario se celebra este mes de diciembre, reconoce a los periodistas el derecho a circular libremente a través de las fronteras (artículo 13) y el derecho a la libertad de expresión (artículo 19). Eso en principio. En la práctica, los periodistas africanos y de otros países del sur no pueden desplazarse libremente cuando y donde quieren por motivos de trabajo. Tienen que cumplir una serie de condiciones arbitrarias para cada país, que parecen diseñadas para desalentar a los solicitantes de viajar, y se les abre un perfil en los aeropuertos extranjeros dependiendo del pasaporte que tengan.

Por ejemplo, un periodista del norte global con pasaporte finlandés, que ocupa la segunda posición mundial según la Clasificación Mundial Henley Passport Index 2023, tiene acceso sin visado a 190 países, mientras que su colega nigeriano, con pasaporte en la posición número 96 del Índice, sólo puede viajar sin visado a 44 países.

Para poner esto en contexto, el periodista finlandés tendrá ventaja sobre su colega nigeriano si ambos investigan por separado un reportaje transfronterizo sobre tráfico de drogas en la frontera entre Estados Unidos y México. Al periodista finlandés le resultará mucho más fácil viajar a Estados Unidos y luego a México, lo que le permitirá escribir un reportaje con mucho más detalle y colorido. En tales circunstancias, en caso de que se premie este tipo de reportajes, el periodista finlandés tiene más probabilidades de ganar.

Aunque no existen datos definitivos sobre el estado de la discriminación en materia de visados, un informe de un grupo parlamentario británico da una idea de la magnitud y el alcance del trato que reciben los viajeros africanos. El informe muestra que, a los solicitantes africanos de visado para Gran Bretaña, incluidos los periodistas, se les denegó el visado en más del doble de ocasiones que al resto del mundo.

Para eliminar estos obstáculos, Wandera, de la FPAA, dice que los gobiernos deben estar dispuestos a facilitar las cosas a los periodistas que viajan para asistir a eventos internacionales. “Las cartas de autorización o las cartas de apoyo de sus lugares de destino deberían ser suficientes para que los periodistas puedan tramitar el visado. Los requisitos legales no deben utilizarse para denegar o rechazar visados a los periodistas”, insiste Wandera.

Por su parte, Bellanger sugiere que la posesión de un carné internacional de prensa expedido por la FIP, reconocido por el Comité Internacional de la Cruz Roja, las Naciones Unidas y en 146 países, puede ayudar.

Bellanger pide también que más países respeten sus compromisos internacionales de protección de la libertad de prensa: “Algunos países de origen no dejan salir fácilmente a los periodistas. Por tanto, hay que hacer esfuerzos en ese sentido. Pero lo más importante es que los Estados adopten protocolos claros que faciliten los desplazamientos de los periodistas”. La mayoría de los países han ratificado convenios internacionales que exigen la protección de la libertad de prensa y de expresión. [En consecuencia], no tiene sentido imponer restricciones a la concesión de visados, pues contradice sus compromisos internacionales", concluye.