El negocio de exportar mano de obra para obtener divisas, la apuesta económica de Egipto

El negocio de exportar mano de obra para obtener divisas, la apuesta económica de Egipto

“El Estado no ha conseguido exportar productos competitivos al mercado mundial, por lo que ha empezado a exportar personas que puedan enviar remesas de divisas al Estado”, resumen los expertos. En la imagen, aviones de EgyptAir en la pista del aeropuerto internacional de El Cairo el 6 de mayo de 2022.

(Amir Makar/AFP)

El 6 de septiembre de 2023, el embajador egipcio en Atenas habló con el ministro griego de la Inmigración sobre la necesidad de poner en vigor un acuerdo entre ambos países. El acuerdo prevé el envío de 5.000 trabajadores agrícolas egipcios para trabajar en explotaciones griegas. Durante la reunión, ambas partes hablaron de la importancia de este acuerdo, especialmente tras el naufragio de la patera que transportaba a más de 600 migrantes el pasado mes de junio, la mayoría de los cuales era de nacionalidad egipcia.

En los últimos años, el Gobierno egipcio ha asumido el nuevo papel de “agente” especializado en la comercialización de sus ciudadanos en el extranjero. Su objetivo es encontrar nuevas fuentes de dólares para salvar al país de la bancarrota en la que se hunde desde principios de 2022.

En una reunión ministerial celebrada el 9 de enero, el primer ministro egipcio habló abiertamente del plan de “exportación” de nacionales egipcios al extranjero, confirmando que para su Gobierna esta era una cuestión prioritaria. Para ello, ordenó a los ministerios que crearan un comité encargado de formar a sus nacionales en los mercados extranjeros, y que identificaran las necesidades de otros países en términos de mano de obra y profesionales cualificados.

Dos días después, el ministerio de la Mano de Obra anunció la puesta en marcha del proyecto Mehani (“profesional”), destinado a formar a un millón de ciudadanos en los mercados locales y extranjeros, según el ministerio.

El Estado depende de los expatriados egipcios

Desde principios de 2022, Egipto está sumido en una crisis económica aplastante y sin precedentes. Segundo país del mundo más endeudado con el FMI después de Argentina, Egipto se enfrenta a una peligrosa escasez de divisas, las cuales son vitales para importar productos esenciales como el trigo.

La moneda egipcia está en caída libre, mientras que las empresas y el sector privado se afanan por encontrar dólares en el mercado negro, donde cotiza a más del doble de su precio oficial. Esta caída libre de la moneda egipcia ha exacerbado la inflación anual, que alcanzó más del 34% el pasado mes de diciembre. Como consecuencia, los precios de los bienes de consumo esenciales casi se han triplicado en solamente dos años. Una pesadilla para los egipcios, cuyo 29,7% ya vivía por debajo del umbral de la pobreza antes de la crisis, según las últimas cifras del Banco Mundial para el año 2019.

Para el Gobierno egipcio, la solución a esta crisis requiere la contribución de los expatriados egipcios y sus dólares. Desde 2016, se han convertido en los principales proveedores de divisas. Se calcula que existen 14 millones de expatriados, cuyas remesas a Egipto habrían alcanzado los 32.000 millones de dólares durante el año fiscal 2021-2022, es decir, cuatro veces los ingresos generados por los peajes del Canal de Suez, o tres veces los ingresos del sector turístico.

Estas remesas han sido esenciales para financiar los megaproyectos del régimen de Abdel Fattah al-Sissi, enfrascado en una carrera frenética por el desarrollo, así como para comprar los productos básicos esenciales para el país, tales como trigo, piensos, aceite y otros.

Sin embargo, la crisis económica ha afectado a las remesas de los egipcios en el extranjero. Durante el último año fiscal, 2022-2023, estas transferencias al sistema bancario egipcio descendieron un 30%, cifrándose en 22.000 millones de dólares, como consecuencia de las fluctuaciones del precio de la libra egipcia.

Aunque el plan del Gobierno para aumentar el número de nacionales egipcios en el extranjero es nuevo, la inversión estatal en este ámbito no lo es. Ya en marzo de 2021, el ministerio de Mano de Obra creó la plataforma “Un empleo en el extranjero”, dirigida a los ciudadanos que buscan trabajo fuera del país. A finales de diciembre del año pasado, el ministerio se jactaba de haber conseguido enviar a más de 426.000 nacionales al extranjero para trabajar. Se trata de un récord en comparación con los casi 321.000 de 2022.

“Egipto ha pasado a depender en gran medida de las remesas de los egipcios en el extranjero, y está tratando de aumentar este número para que las remesas aumenten a su vez”, comentó a Equal Times el director del Centro Egipcio de Derechos Económicos y Sociales (ECESR), Malek Adly.

Sin embargo, con la crisis, el Gobierno ha intensificado sus iniciativas para alentar a los egipcios a trasladarse al extranjero con el fin de reponer sus reservas de dólares. En octubre de 2022, puso en marcha una iniciativa que permitía a los expatriados traer su coche cuando volvieran al país, a condición de que depositaran una suma equivalente al precio del coche en un banco egipcio durante 5 años. Aunque esta iniciativa debía durar solamente 3 meses, finalmente el Gobierno la prorrogó hasta finales de enero de 2024.

Además, el Gobierno insta a los expatriados egipcios a invertir en una empresa y en un fondo de 2.000 millones de dólares creado específicamente para ellos. En enero de 2024, el Gobierno también lanzó una aplicación con todos los servicios destinados a los expatriados egipcios, por la que se cobra una tasa en moneda extranjera.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno por “exportar” nacionales egipcios al extranjero, no concede la debida importancia a la situación catastrófica, incluso inhumana, en la que vive la mayoría de estas personas, explica Malek Adly.

En cuanto al acuerdo para enviar agricultores egipcios a Grecia, el Gobierno egipcio no ha consultado ningún artículo ni informe de ONG sobre la situación inhumana que existe en las explotaciones griegas. Los investigadores ya han revelado que los trabajadores agrícolas –en su mayoría bangladesíes– de las explotaciones griegas viven en campamentos improvisados, privados de todas las comodidades y del mínimo para vivir dignamente. Duermen en el suelo y aseguran no tener acceso a aseos, agua potable ni electricidad. Algunos trabajadores afirman que se les trata peor que a los animales.

Enviar egipcios a países inestables u hostiles a su acogida

Lejos de Grecia, Egipto está alentando a sus nacionales a trasladarse a países clasificados como peligrosos u hostiles para los egipcios.

“Buenas noticias, puestos de trabajo en Libia por un salario de 20.000 libras egipcias” (más de 800 euros a la fecha) fue el anuncio presentado por el ministerio de Mano de Obra en enero de 2022. Se refería al envío de 37 médicos y enfermeros a una clínica de la región de Tajoura, cerca de Trípoli. Una oferta y un salario de 800 dólares que resulta difícil rechazar cuando los médicos en Egipto ganan una media de 150 dólares al mes.

Este anuncio se produjo casi diez días después de que el ministerio pusiera en marcha una plataforma electrónica entre Egipto y Libia para organizar el retorno de trabajadores egipcios desde este país vecino, que antes de la revolución era un destino muy apreciado por los expatriados egipcios.

Sin embargo, lo que el Gobierno no mencionó en su anuncio son los riesgos que corren los egipcios que solicitan trabajar en Libia, tales como la práctica constante de secuestrar a trabajadores egipcios expatriados para pedir rescate. Un mes después del anuncio, las familias de seis egipcios dieron a conocer el secuestro de sus hijos, quienes se encontraban trabajando en Bengasi.

En diciembre de 2022, el ejército libio anunció la liberación de cinco egipcios secuestrados por traficantes, señalando que las víctimas habían sido torturadas para obligarlas a pagar por su libertad. También en Trípoli, 38 egipcios fueron secuestrados el pasado mes de noviembre por el mismo motivo. En octubre de 2022, las autoridades libias desmantelaron en Bengasi una banda especializada en el secuestro de trabajadores egipcios.

No obstante, esta migración legal, organizada por el Estado, tiene un alto precio para los ciudadanos que permanecen en el país. En particular, porque se dirige a una categoría muy sensible: médicos y personal sanitario, muy solicitados, sobre todo en los países del Golfo.

En los últimos años, la proporción de médicos con respecto a la población egipcia ha caído en picado debido a los míseros salarios que paga el sector público, lo que ha provocado el éxodo de la profesión médica.

Como resultado, la proporción de médicos por cada 10.000 habitantes es de 8,6, muy por debajo de la tasa mundial de 23 médicos por cada 10.000 habitantes. Pese a esta escasez, el Gobierno prefiere fomentar la emigración para generar divisas. A finales de 2022, el ministerio de Mano de Obra publicó un anuncio para contratar a 50 médicos y 200 enfermeros para trabajar en Kuwait, con un salario de 200.000 libras egipcias (unos 8.000 dólares) al mes, alojamiento y un medio de transporte para cada uno.

“El Estado no ha conseguido exportar productos competitivos al mercado mundial, por lo que ha empezado a exportar personas que puedan enviar remesas de divisas al Estado”, deploró Elhamy el Merghani, economista y secretario del partido de la oposición al-Tahlof al Shaabi al Eshtraki (Alianza Popular Socialista), dirigiéndose a Equal Times.

“Lamentablemente, es una visión a corto plazo que exporta los problemas al extranjero. Imagina que exportando egipcios también se librará de los problemas del desempleo en el país, cuando lo único que conseguirá es crear otros problemas para la economía, tales como la falta de trabajadores cualificados necesarios para el desarrollo local”, explica este economista.

Fomentar la migración ilegal

A juicio de Malek Adly, la voluntad del Gobierno de exportar egipcios al extranjero confirma a los ciudadanos en una idea: la solución está en la migración. “Es un mensaje claro a los egipcios: váyanse, aquí no habrá desarrollo local”, añade.

El plan gubernamental llega en un momento en que el número de egipcios que arriesgan su vida en las pateras que cruzan el Mediterráneo huyendo de la crisis económica está aumentando considerablemente. En los dos últimos años, no hay patera que haya cruzado el Mediterráneo central sin egipcios a bordo. El pasado septiembre, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) confirmó que los egipcios constituyeron una gran proporción de los 232.350 migrantes que llegaron a Europa de forma irregular durante los 8 primeros meses de 2023. El año anterior, Italia anunció que los egipcios encabezaban la lista de migrantes en situación no legal en el país, con más de 20.000 personas migrantes.

“Los egipcios ven la migración como un medio de supervivencia ante una economía en quiebra y condiciones de vida cada vez peores”, concluye Elhamy el Merghani.

Este artículo ha sido traducido del francés por Patricia de la Cruz