Cumbre de Líderes EE.UU y África – ¿Cómo fue para los sindicatos?

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Después de tres días de intensos debates durante la primera Cumbre de Líderes de EE.UU y África que se celebró a principios de este mes en Washington DC, los delegados sindicales expresan sentimientos dispares en cuanto al éxito de las negociaciones.

La cumbre fue inaugurada por el Presidente de Estados Unidos Barack Obama, y contó con la asistencia de 51 jefes de Estado de países africanos, además de centenares de empresarios y delegados sindicales procedentes de ambos continentes.

La Cumbre, cuyo lema fue “Invertir en nuestro futuro”, ha sido aclamada por numerosos funcionarios y líderes empresariales como un gran éxito. Parece ser que durante esos tres días Estados Unidos y los países africanos establecieron acuerdos comerciales de 14.000 millones USD.

Los delegados sindicales también consideran que se han logrado ciertos progresos. Pero hacen hincapié en que es preciso tener “una visión más compleja del desarrollo”, que vaya más allá de la inversión extranjera directa, y constatan que la cuestión de la creciente desigualdad no se ha abordado con la seriedad que merecía.

“La Cumbre iba a estar oficialmente centrada en la creación de oportunidades de inversión y en la facilitación de vínculos empresariales entre EE.UU. y África – con el pretexto del desarrollo global – pero sin enfocarse lo suficiente en quiénes son los que realmente se están beneficiando de todo ello”, explica Tefere Gebre, Vicepresidente Ejecutivo de la American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations (AFL-CIO).

El sindicato solicitó a los líderes políticos adoptar un “programa de trabajo decente” y subrayó el hecho de que, si bien es verdad que en muchos países del África subsahariana se está experimentando un crecimiento económico considerable, los trabajadores/as y sus familias no se están beneficiando de la prosperidad derivada del mismo.

“La realidad es que siete de las diez economías de más rápido crecimiento del mundo están ubicadas en África. A medida que esas economías van creciendo, los trabajadores y trabajadoras africanos se están quedando atrás”, explica Gebre a Equal Times.

“En lo que algunos denominan la nueva rebatiña por África, los trabajadores y africanos de a pie no tienen más remedio que pelearse por los restos, si los hay. En África existen unas desigualdades notables y cada vez mayores.”

El Secretario General de la CSI África, Kwasi Adu-Amankwah, dice que la Cumbre fue un momento importante para los sindicatos.

"La Cumbre de EE.UU. y África ha proporcionado, por una parte, una ocasión para establecer vínculos renovados entre gobiernos y empresas, mientras que nosotros, los trabajadores y sus sindicatos, hemos aprovechado esta oportunidad para consolidar nuestros vínculos de solidaridad y cooperación”, declara a Equal Times.

“Reconociendo que la historia de ’El Despertar de África’ no tiene plenamente en cuenta el enorme déficit de trabajo decente, las crecientes desigualdades, el trabajo informal y precario, ni tampoco la pobreza que existen en África, los sindicatos se centraron en la necesidad de que se produzca un crecimiento inclusivo y de que se logre una protección social para todos y todas."

 

El sector de la economía informal

Los delegados subrayaron en la Cumbre el hecho de que muchos trabajadores y trabajadoras africanos están empleados en la economía informal, trabajando sin disponer de ningún tipo de protección social, y que en muchos casos terminan atrapados en un ciclo de pobreza que puede prolongarse durante varias generaciones.

“Mientras más del 70% de los trabajadores de África se encuentren en el sector de la economía informal, donde la mayoría son trabajadores pobres, entonces podemos celebrar tantas cumbres estadounidenses como queramos, que las cosas seguirán igual”, dice Caroline Mugalla, Secretaria Ejecutiva de la East Africa Trade Union Confederation (EATUC).

“El empleo es clave para el desarrollo sostenible. Pero no cualquier tipo de empleo, en talleres ilegales, cosiendo cremalleras o botones de chaquetas o vestidos de algún diseñador, sino un empleo que a esa trabajadora de 24 años que trabaja en un taller ilegal le permita poder diseñar, y que su diseño llegue a exhibirse en las pasarelas”, añade.

Las recomendaciones de los sindicatos para crear empleos mejores fueron transmitidas a los funcionarios estadounidenses y jefes de Estado africanos durante la Cumbre.
“Nuestro objetivo era conseguir derechos para los trabajadores – específicamente el programa de trabajo decente – y que los sindicatos africanos tengan más visibilidad, para poder hacer estas observaciones a los líderes de sus gobiernos, y a los nuestros”, dice Gebre. “Yo creo que eso lo hemos conseguido.”

“Una serie de actores clave de la Administración y del Capitolio nos han indicado claramente que nuestras ideas van a ser escuchadas y promovidas. Eso es buena señal”, dice.

“Pero que no les quepa la menor duda de que no vamos a bajar la guardia. El Gobierno de EE.UU. tiene unos procedimientos establecidos desde hace décadas y una manera de percibir África que a veces es preciso rechazar.”

 

“Meros datos estadísticos”

Mugalla no está convencida de que las negociaciones vayan a dar resultados positivos. “Ya se han llevado a cabo una serie de negociaciones. Tuvimos la Cumbre de China y África, ¿y qué es lo que ha hecho por África? También se celebró la Cumbre de la UE y África”, dice.

“Pero mientras prevalezcan las desigualdades y un crecimiento económico sin empleo, por mucho que aumenten las relaciones bilaterales con África, para mi la Cumbre EE.UU.-África no será más que un mero dato estadístico adicional.”

Gebre dice que las aspiraciones de los movimientos sindicales americano y africano son “mucho mayores que las expuestas por el Presidente Obama en una entrevista de prensa realizada al finalizar la Cumbre, en la que dijo: Quiero que los africanos adquieran más productos americanos y que los americanos adquieran más productos africanos.’”

“De acuerdo, queremos comercio, pero nosotros no nos detenemos ahí. También queremos un comercio que genere oportunidades económicas para los ciudadanos, a quienes les suele tocar la peor parte del pastel.”

Dice que este objetivo no puede lograrse sin igualdad de género tanto en EE.UU. como en África, además de un enfoque en el creciente desempleo juvenil que prevalece en el continente africano.

Los trabajadores jóvenes representan el 60% del los desempleados africanos, dice, y las mujeres jóvenes son más propensas a encontrarse sin trabajo.

Mugalla dice que los delegados plantearon reiteradamente estas cuestiones en el transcurso de la Cumbre. “No hubo una sola de las sesiones a las que asistí en la que no se mencionara la amenazante bomba de relojería que representa el actual desempleo juvenil, o la incomodidad que está causando a mucha gente del Capitolio, a los jefes de Estados africanos e incluso a los sindicatos y las OSC.”

“Lo mismo sucede con la igualdad de género”, añade. “Tal y como lo expresó uno de los oradores, ignorar a las mujeres es ignorar a medio cielo – algo con lo que estoy completamente de acuerdo. Los debates sobre el desarrollo que hacen caso omiso de la igualdad de género sólo darán lugar a un desarrollo a medias.”

Un punto importante en el orden del día de la Cumbre fue la renovación de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA), promulgada en el año 2000. El objetivo de dicha ley era apoyar el desarrollo económico en África, pero lo que en realidad implica son importaciones libres de impuestos para las empresas que exportan a EE.UU. a partir de países cubiertos por la misma.

La ley, en su formato actual, vence el año que viene. Los delegados sindicales indicaron que la Administración Obama ha hecho presión para que se renueve la ley.
Gebre acogió con beneplácito el apoyo a la AGOA: “Las perspectivas del establecimiento de mayores lazos económicos con África y de la creación de empleo en EE.UU. son positivas.

Pero, desde el punto de vista de los sindicatos africanos, nos hemos visto obligados a plantear cuestiones críticas acerca del tipo de empleos que se están creando”, afirma.

“Si los flujos comerciales aumentan en virtud de la AGOA, ¿quién se beneficia? Tienen que ser los trabajadores/as y las comunidades, no pueden reducirse a regalos entre corporaciones.”

Gebre hace hincapié en que la nueva versión de la AGOA de 2015 debe incluir mejores protecciones para los derechos de los trabajadores y trabajadoras: “No podemos permitir que un puñado de ricos de ambos lados del Atlántico se enriquezcan todavía más y dar el asunto por terminado.”

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.