Los retos a los que se enfrentan los trabajadores/as tunecinos tras la revolución

 

La Union Générale Tunisienne du Travail (Unión General Tunecina del Trabajo; UGTT) está grabada en la memoria del pueblo tunecino.

[caption id="attachment_8029" align="alignnone" width="530"]Un manifestante en una marcha a favor de Palestina a finales del Foro Social Mundial en Túnez, sostiene una bandera de la UGTT (Photo/Isabelle Merminod)

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Fundada en 1946 durante la lucha por la independencia, sus militantes desempeñaron un papel crucial en la revolución de 2011.

Sin embargo, dos años después de las protestas, los tunecinos y los miembros de la UGTT siguen enfrentándose a importantes retos sociales y a la incertidumbre generalizada en lo relativo a su futuro.

Abdelkarim Jrad, vicesecretario general de la UGTT que se encarga de los temas de seguridad social, afirmó que los tunecinos han conquistado la libertad de expresión, el derecho a tener partidos políticos y el derecho a construir una sociedad civil.

Aun así, señaló que debido a la revolución los tunecinos también tienen que enfrentarse “a un nivel de vida más bajo (en especial las familias más pobres), a un mayor nivel de inseguridad y a un aumento en la tasa de desempleo”.

Las cifras oficiales, que él cuestiona, sitúan la tasa de desempleo en un 16,8%. Más de 400.000 licenciados no tienen trabajo.

 La opinión generalizada es que el desempleo fue uno de los elementos claves de los disturbios que derrocaron al presidente Zine al-Abidine Ben Alí.

La financiación de las pensiones, del ámbito de la salud y de los seguros médicos también puede convertirse en un problema grave. Actualmente, los financian únicamente las contribuciones de los empleadores y empleados que no consiguen cubrir los gastos.

“La UGTT necesita encontrar otras fuentes de financiación aparte de las contribuciones”, apunta el señor Jrad.

Además, espera que el contrato social firmado en enero por los empleadores, la UGTT y el Gobierno constituya una base para iniciar las negociaciones.

En agosto del año pasado, la BBC informó de que el proyecto de la nueva constitución tunecina había provocado manifestaciones de mujeres contra la redacción del mismo.

La nueva constitución declararía que las mujeres son ‘complementarias a los hombres’.

El actual proyecto de constitución también es polémico.

La catedrática de derecho Aicha Hamza Safi señaló que el proyecto de constitución habla de derechos “inspirados en la herencia cultural del pueblo tunecino, basada en su identidad árabe musulmana”.

El señor Jrad afirmó que “la UGTT reclama derechos sociales: el derecho al trabajo, el derecho a la salud para todos… El actual proyecto [de constitución] no garantiza los derechos sociales. Todos los derechos están condicionados en este proyecto”.

Entre los dirigentes de la UGTT hay muy pocas mujeres. Entre los 13 miembros del comité ejecutivo no hay ni una sola mujer.

En diciembre de 2011, tras el derrocamiento de Ben Alí, se organizó una conferencia nacional para elegir a estos nuevos dirigentes. De los 518 delegados, tan solo 13 eran mujeres.

Además, según Lassad Yacoubi (el secretario general del sindicato de docentes de la UGTT), la mayoría de los funcionarios de la época de Ben Alí pusieron trabas a la UGTT tras la revolución. El señor Yacoubi opina que la UGTT necesita una reestructuración para otorgar más poder a los sectores y reducir la burocracia.

La UGTT constituye un reflejo de la sociedad tunecina: ambas necesitan una reestructuración para adaptarse a la democracia y la libertad; la gente de la época de Ben Alí tiene que dejar sus puestos; la nueva generación de mujeres y jóvenes tiene que ocupar el lugar que le corresponde; y hay que superar las ideas reaccionarias.

 

Historia de la UGTT

La fundación de la UGTT estuvo relacionada con los movimientos independentistas anticolonialistas que surgieron en el norte de África a finales de los años 40 y en la década de 1950. Su fundador, Farhat Hached, fue asesinado por colonialistas franceses.

Durante la dictadura del presidente Ben Alí, la UGTT estaba estrechamente vinculada al gobierno; cualquier huelga requería el consentimiento del comité ejecutivo de la UGTT.

En un informe de 2009, Amnistía Internacional señalaba: “Cualquier huelga no autorizada por la UGTT se considera ilegal y los participantes en la misma pueden enfrentarse a un máximo de ocho meses en prisión”.

Sin embargo, sobre el terreno, los militantes de base de la UGTT se organizaron y lucharon contra el presidente Ben Alí.

Según Le Monde Diplomatique: “Desde la independencia de Túnez en 1956, han existido dos corrientes en el seno de la UGTT: una representada por lo que se llama comúnmente la ‘burocracia sindical’ sometida al Gobierno y la otra de resistencia al mismo”.

El actual Gobierno religioso del partido Ennahda detesta a la UGTT.

Por ejemplo, el 4 de diciembre de 2012, el día antes del 60º aniversario del asesinato de Farhat Hached (el fundador de la UGTT), ‘La Liga para la Protección de la Revolución’, un grupo vinculado al Ennahda, atacó a un grupo de miembros del sindicato.

Cuando el líder de la oposición Chokri Belaid fue asesinado, la UGTT convocó una huelga general para el 8 de febrero de 2013, el día de su funeral.

El New York Times la calificó como “la mayor huelga laboral desde hace décadas”.

Abdelkarim Jrad afirma que la UGTT cuenta con 750.000 miembros de una población económicamente activa que asciende a aproximadamente cuatro millones de trabajadores/as.

Además está representada a lo largo y ancho de toda la economía tunecina y es especialmente fuerte en el sector estatal y la administración pública.

 

La historia de una revolución

Según Lassad Yacoubi, la revolución se inició mucho antes de 2011. En 2005, el movimiento de oposición a Ben Alí, que a menudo se organizaba bajo la protección de la UGTT, fue capaz de salir a las calles y empezó a tener un acceso limitado a los medios de comunicación.

En abril de 2007, los docentes (que constituyen uno de los sectores más militantes de la UGTT) convocaron una huelga nacional.

En noviembre de 2007, tres de ellos, cuyos contratos no habían sido renovados tras la huelga, se declararon en huelga de hambre para exigir su reincorporación, lo cual provocó protestas y acciones de solidaridad en el extranjero.

“Fue la primera vez que conseguimos perjudicar realmente al núcleo del régimen de Ben Alí”, recuerda el señor Yacoubi.

En enero de 2008, varias semanas después del fin de las huelgas de hambre, estallaron los disturbios de Gafsa, una zona minera de fosfatos, debido a las prácticas de contratación del mayor empleador local: la empresa Compagnie des Phosphates de Gafsa.

“Consideramos [dichas protestas] como la primera fecha significativa de la revolución contra Ben Alí”, nos explicó el señor Yacoubi.

 “A partir de entonces, la lucha contra Ben Alí cambió… Antes era la lucha del movimiento [de oposición] y luego se convirtió en la lucha del pueblo”.

Tras otros tres años de lucha, en enero de 2011 Ben Alí huyó mientras los tunecinos se echaban a la calle para exigir libertad.

Sin embargo, la revolución todavía no ha acabado; la lucha por la democracia, la libertad, la justicia y los derechos sociales sigue adelante.

El destino de la revolución tunecina sigue en juego.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.